Sara López
El pasado viernes 18 se publicó en el “British Medical Journal” el citado estudio donde se realizó una comparativa de los valores nutricionales de un total de 100 productos precocinados puestos a la venta en cadenas de supermercados británicas; con 100 recetas publicadas en los libros de las principales celebridades de los cooking show británicos, como Jamie Oliver o Nigella Lawson. Se estudió el número de calorías, proteínas, carbohidratos, grasa, azúcar, fibra y sal siguiendo las recomendaciones establecidas por la OMS.
Para ambos objetos de estudio; tanto las recetas de los famosos cocineros, como los platos preparados, los resultados fueron bastante desfavorables, ya que ninguno cumplía las características de un plato saludable según los varemos recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, las raciones propuestas por los famosos recetarios, resultaban aún menos saludables que los precocinados vendidos en cadenas de supermercados como Sainsbury's, Tesco y Asca. La conclusión extraída fue que "las recetas de los chefs contenían significativamente más calorías, proteínas, grasas, grasas saturadas y menos fibra por ración que las preparadas".
Las diferencias se hacían patentes, al comprobar que la media calórica de los platos “calentar y listo”, eran de unas 490 calorías, mientras que las recetas propuestas por los chefs, poseían un aporte de unas 600 calorías. La palma se la lleva un plato de la conocida Nigella Lawson, el cual sumaba el total de 1340 calorías por ración y por persona.
Solo los niveles de sodio utilizados para la elaboración las recetas de los telechefs, conseguían ser mejores que la cantidad de sal utilizada en los platos precocinados.
Con este estudio, no se ha pretendido dañar la imagen de las reconocidas estrellas de la cocina, según afirmó en la BBC el profesor de la Universidad de Newcastle Martin White. Sin embargo, sí pretenden hacer patente el hecho de que no todas las comidas que los chefs preparan en sus programas o publican en sus recetarios son saludables. Y pretenden poner de manifiesto, la necesidad de que también haya una información nutricional obligatoria en los programas televisivos y en los libros de recetas.
Un estudio algo polémico, que llevado a malas interpretaciones podría incluso fomentar la venta de platos preparados en un país que ya es líder en el consumo de este tipo de productos. No olvidemos que cuando uno prepara una receta, al menos es consciente de los ingredientes y porcentajes de estos, y si es un poco realista, puede hacerse fácilmente una idea de sus características nutricionales, cosa que no es tan fácil cuando compramos un plato preparado en el super . Además muchas de las recetas de un libro de cocina, están orientados para un consumo ocasional, nadie emplea dos o tres horas de cocina para hacer la comida de un día cualquiera.
Sin embargo, los precocinados si se orientan hacia un consumo masivo y diario. Por este motivo muchos han señalado la injusta comparativa que realiza el estudio y hace que sus resultados no sean del todo realistas puesto que no tiene todos los factores en cuenta.