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Vuela en hacer la foto querido Foodie.

La Esperanza de Vida de un Plato Es de unos Cuatro Minutos.



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Lourdes Verger
*Manteles y Sábanas* y *Ella come sola*

Hace un par de meses vi un reportaje de Documentos TV muy chulo, titulado “Locos por la Comida”, y yo soy una foodie desatada.  En él, hubo un dato que desconocía y que me dejó unos minutos anclada en mis pensamientos, y es que Pierre Gagnaire, prestigioso chef que atesora 3 estrellas Michelin, y defensor de la cocina de la emoción, opinaba lo siguiente respecto a la acción desenfrenada por los foodies de hacer fotos a todo plato que nos pongan delante, a ese ejercicio de exhibición: “La esperanza de vida de un plato es de unos cuatro minutos.  Si le sacas una foto, le estás robando el alma al plato.  El alma del plato se evapora.  Es un momento de intimidad entre dos o cuatro personas”.  Uep, varias palabras valiosas en tres frases.  Esperanza, vida, alma, intimidad… La cocina para él es íntima y trabaja con emociones, efectivamente.  Ya tengo más ganas aún de visitar el lugar donde elaboras esas obras de arte, fíjate lo que te digo Pierre.  Porque yo jalo con el mismo sentimiento con el que tú cocinas. Jajaja… en fin a lo que iba, esos cuatro minutos.  Entiendo que los cuatro minutos empiezan a contar justo al terminar el emplatado, es decir, que el tiempo que tardan en servírmelo ya me lo están matando… oh dios mío ahora cada vez que oiga una campana o una señal, voy a poner el cronómetro…. y por ende, cuando llega frío es que me lo han matado ¿no?  Supongo que alguna vez os ha llegado el plato frío, o demasiado tibio…  Pues hala, ahora ya sabéis, os han servido un cadáver.  Y sino, dale caña al tenedor que se te muere en los brazos. La de platos que habremos matado saliendo a fumar… Bien, ahora que sabemos esto, tengamos cámara y bodegón, preparados. 

 

Trasladar esta presión sobre foto sí o foto no, a un foodie es complicado, porque además, no debemos olvidar que el foodie tiene en sus manos un arma de promoción masiva, como es Instagram.  Lo primero, ¿tienes dudas sobre si eres un foodie? Cómo saber si perteneces a ese nuevo grupo social que disfruta, que goza con la comida y la bebida, que explora nuevos sabores, que no sólo visita los nuevos restaurantes de la ciudad, sino que realiza viajes con rutas gastronómicas o tras la reserva en un delicioso restaurante, que consiguió hace siete meses en otro país.  Que es conocedor de tendencias, y que, por qué no, experimenta en casa. 

 

Una comprobación rápida sería chequear las fotos de tu móvil y examinar cuantos platos de comida o cócteles has fotografiado en los últimos meses.  No vale usar esta excusa si te pillan cotilleando el móvil de tu pareja: “nada cariño que estaba comprobando si eres un foodie”.  Y es que, la gastronomía más que nunca está en boca de todos.  Es una actividad cultural, se ha convertido en un auténtico happening.

 

En las dos últimas décadas aproximadamente, la gastronomía ha vivido una revolución donde han cambiado una serie de paradigmas hasta convertirla en la gran cultura popular de la que ahora disfruta.  Instalándose para quedarse en nuestra memoria colectiva.  Los cocineros han protagonizado parte de este proceso, con talento, esfuerzo, personalidades muy marcadas y estilos novedosos, convirtiéndose en figuras públicas con infinidad de seguidores.  Piensa en la cantidad de restaurantes en tu ciudad que han nacido, renovado, evolucionado, especializado y cuidando todos los detalles, y no sólo estéticamente, que también es importante.  Es lo que comes y en qué entorno, convirtiéndose en verdaderos estilos de vida.

 

Anteriormente se decía que no habías asistido a un concierto o una fiesta, si no lo habías tuiteado, ahora sería que no te lo has comido si no lo has instagrameado. La comida inunda Instagram y sobre todo los Instagram stories.  Dime lo que comes y te diré quién eres, pero además, me vas a decir dónde, porque me mola tu rollo y yo también quiero probarlo. El real foodie no suele concebir comerse su plato favorito (aunque sea en casa), probar la hamburguesa de moda, o gozar de una estrella michelín sin compartirlo, pero no tiene por qué ir asociado a lo caro o extravagante, sino a lo rico, sabroso, y es también, insisto, una cuestión de estética.

 

Si eres un restaurante y no lo estás explotando, ya estás tardando y a qué niveles.  Utilízalo, y provoca el deseo de compartir.  Respuestas como: “he descubierto un restaurante en Instagram (sea por prescripción, por un plato, decoración, el rollo, la ubicación… todo cuenta.) que quiero probar” a preguntas como: ¿dónde quedamos para comer? están al orden del día, y eso, es estar en el top of mind.  La comida entra por los ojos, también en las redes.

 

La decoración, murales con mensajes, la vajilla, los manteles, la iluminación, la composición de la mesa, la estética del emplatado, banderitas decorativas con mensajes… todo es sensible y contribuye al deseo de querer hacerle una foto. (Ojo que en cualquier caso, el objetivo es que la comida esté deliciosa, hablamos de pluses).  Y esa foto, es de las mejores armas de promoción que pueda tener un restaurante, y está en manos de tus clientes.  Hay que utilizarlo, y suscitar de esta manera, el call to action, en este caso, call to photo.  Carga el arma, quítale el seguro y déjala sobre la mesa.  Emociónales y se emocionarán publicando.

 

Compartimos algo que sabemos que va a gustar a nuestros seguidores, queremos que saliven, pero sobre todo, este ceviche de zamburiñas, limas y ají amarillo, simboliza una serie de valores y principios que quiero que se asocien a mi identidad digital, interesada como buen foodie, en la cultura gastronómica.  Nuevos términos invaden los hahstags del mundo, #foodporn, #foodlover, #bristronomie, #fooding… y más allá, donde tus fotos tendrán cabida.  Se pueden realizar acciones para incentivar las fotos en redes, como son concursos, promociones etc.  Te puedo casi asegurar que las fotos más chulas de tus platos y restaurante, te las harán tus propios clientes.  Believe me.

 

Uno de los nuevos paradigmas de los que hablaba, es la idea de salir un viernes noche con los amigos, o celebrar un cumpleaños. Ha cambiado.  Antes la cena formaba casi parte de un trámite de encuentro, para posteriormente salir a tomar copas, ahora las copas se han trasladado al restaurante, de hecho, el buen vino son las nuevas copas, y en cualquier caso, las copas también se han especializado, sino fíjate en la variedad sólo de gin tonics. Lo importante es quedar en un restaurante molón, donde se coma estupendamente, y luego ya veremos si nos vamos a otro sitio. ¡Babúm! estoy convencida que la foto de ese encuentro de amigos, cumpleaños o celebración, estará realizada en el restaurante. 

 

Sea como fuere, no te quiero meter presión pero recuerda que tienes cuatro minutos… tic tac tic tac. ¡Corre foodie, corre!

 

-La foto principal de este artículo es un plato de rodaballo del restaurante "La Malaje", en Madrid, que realicé el pasado domingo.

 


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