En el colegio, además de las materias comunes, se intenta que los niños conozcan lo mejor posible la importancia de realizar actividades físicas y deporte para mantenerse en forma y llevar una vida sana. Sin embargo, el concepto de un modo de vida saludable no es completo si no se combina con una buena alimentación.
La mayoría de centros de estudio españoles disponen de comedores con unos menús basados en nuestra fenomenal dieta mediterránea. Ésta intenta inculcar en los estudiantes la importancia de una alimentación saludable y equilibrada, pero la hora de comer es también un tiempo para desconectar de las clases, por lo que no es el mejor momento para que a los peques presten atención a lo que comen.
Este hecho hace muy interesante la proposición que hizo el pasado viernes
Cuchita Lluch, presidenta de la
Academia de Gastronomía de la Comunidad Valenciana, en la entrega de premios anuales de la institución. Esta escuela de cocina se centra en la gastronomía de Valencia para fomentar su evolución, pero sin olvidar sus tradiciones.
Durante la entrega de galardones, la portavoz de la Academia destacó la importancia de introducir “los conocimientos de alimentación, nutrición y los talleres de gusto, así como la cultura de la alimentación y la gastronomía a los sistemas educativos de los diferentes países”.
La proposición de Cuchita resulta muy jugosa y además, refuerza la aprobación de una iniciativa similar del Parlamento Europeo sobre el Patrimonio Gastronómico.
La idea de que niños y niñas puedan descubrir la cocina y sus secretos es toda una aventura. Un buen ejemplo de ello es la exitosa adaptación del programa MasterChef a su versión infantil. Los niños no solo aprenden a defenderse entre fogones, sino que descubren un pequeño mundo lleno de posibilidades para ellos. Si los adultos podemos crear deliciosos platos, ¿qué no podrán lograr ellos con su imaginación e ilusión?