La gastronomía entra a formar parte de los cines de París. La sala MK2 Bibliothèque y Popcorn Project ofrecen nuevas experiencias a los espectadores que visitan sus salas.
En Francia han conseguido cambiar la costumbre de pedir palomitas mientras te sientas en una sala de cine a ver una película. La nueva moda es acudir a salas privadas en las que se puede degustar un menú completo y, la versión más económica, pedirte algo en los camiones que se encuentran a las puertas de los cines que ofrecen todo tipo de comidas de cualquier parte del mundo. La sala MK2 Bibliothèque es un complejo que recoge 14 salas de cine, dos restaurantes y un mostrador lleno de golosinas. Para el director del grupo de estas salas, Nathanael Karmitz, el cine es una experiencia colectiva y la comida tiene que formar parte de esa experiencia.
Las salas MK2 Bibliothèque es una de las opciones más asequibles de combinar gastronomía y cine en París. A la salida del cine se puede disfrutar de la comida que venden en el camión humeante delante de la sala. Según el impulsor de esta idea de unir las películas con la comida no pretender atraer a un número mayor de clientes sino fidelizar a los espectadores que eligen ver un film en MK2 y conseguir que tengan una experiencia lo más completa posible.
Alexandre Paquot coincide con Karmitz en que el cine debe ser mucho más que una sala en la que ver una película y marcharte cuando esta acabe. Paquot es el fundador de Popcorn Project, se encarga de organizar veladas donde se proyectan clásicos cinematográficos y, tras su proyección, se sirve un cóctel amenizado por un Dj. Esta idea se le ha ocurrido porque con 28 años considera que no ha podido disfrutar de grandes filmes de culto en una sala de cine. Pensó que a muchos jóvenes pensarían lo mismo. Así es como decidió impulsar este nuevo concepto de “cine social”.
Su forma de atraer espectadores es presentar las películas por un experto y a continuación el público es quien, mediante una votación, decide qué película se proyectara esa noche. Además la cena que ofrecen después da la oportunidad de conocer gente nueva y comentar el film sin salir de la sala de proyección. Las sesiones tienen lugar un domingo al mes en los cines Club l’Étoile por 30 euros la entrada, en el precio está todo incluido: película y cena.
Son muchos los restaurantes que deciden sumarse a esta iniciativa y cada mes es uno diferente quien se encarga en organizar este cóctel. El único requisito a tener en cuenta es que la comida que ofrezcan sea fácil de tomar. Hasta el momento los menús que han ofrecido han dado la oportunidad de dar la vuelta al mundo a los que los han probado: Crêpes, kebabs, perritos calientes y comida china. Ya es el tercer año que tiene lugar esta iniciativa, las otras dos ediciones consiguieron reunir a más de 2.000 espectadores. Una excusa perfecta para que cinéfilos empedernidos y simples aficionados visiten estas salas para pasar una velada diferente.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |