En este espacio suelo hablar de gastronomía, de restaurantes, de la nueva propuesta de un chef, de experiencias y sentimientos entremezclados con la comida... pero no puedo evitar reflexionar sobre nuestra insólita situación, un nuevo sabor en la boca que deja un poso de que ya nada será igual. Es como si el mundo estuviera haciendo un reset interno para instalar un nuevo programa de conciencia y reorganización de prioridades, de recuperación de valores esenciales perdidos. Una frenada en seco, probablemente asfixiado de excesos y maltratos. Y mientras tanto la naturaleza, sabia como solo ella es, aprovecha para respirar hondo.
Es curioso lo que está sucediendo. Sin salir de casa estamos más conectados que nunca. Los chats sacan humo. Nunca habíamos realizado tantas video llamadas y grupales. Y he asistido a más directos en Instagram esta semana, que en salas de concierto en el último año.
El humor nos salvará sí, y en eso somos especialistas afortunadamente, no hay nada más saludable que reírse para soltar tensión. Hay que tener a rajatabla la ansiedad y el desaliento, porque son muy cabrones, y el mando está en nuestra cabeza. Aceptando la situación, y enfocándonos en lo que sí está en nuestras manos.
Pero sobre todo, nos salvará el amor. El amor en todas sus acepciones, en la faceta de no salir de casa si no es estrictamente necesario o en la de preocuparte por tus mayores o los vecinos de tu finca. En su faceta de solidaridad, sabemos que es infalible con el bicho. Qué bonitas acciones y propuestas se están llevando a cabo. Sigamos por ahí. Contagiándonos de esperanza y gratitud. Los balcones se han convertido en un símbolo que será recordado. Es la plataforma real de contacto y comunicación. Comuniquemos bonito. Que no nos los usurpen.
Algunos canturrean para sus adentros el "no me importa nada" de Luz Casal, y no desde sus balcones precisamente, quiero creer que es una minoría que no entiende de responsabilidad y disciplina social y que esto va de de frenar la curva por el bien de todos. Pero sobre todo me indignan los que aprovechan para inventar nuevas argucias para timar y robar... incluso, y sobre todo, a nuestros mayores. Ya son ganas de joder.
Cuestión vital la de nuestros mayores, quienes son los más desahuciados en la recuperación de este maldito virus. Ahora que pedían una tercera edad digna desde su precario estado. Y lo más desgarrador es que de esta enfermedad se muere aislado.
Obliguémonos a observar el otro lado y hasta la transversal. Podemos quitarnos el piloto automático, debemos quitarnos el piloto automático. Aprovechemos el tiempo para hacer todo aquello para lo que siempre decimos que no lo tenemos. O de lo contrario quedará evidenciado que eran burdas excusas. Asuntos pendientes en casa, ese stock de libros ansiosos por ser leídos, series y películas por ser vistas, armarios que ordenar y sacar de ahí todo eso que no usamos y podemos regalar o donar. Limpiar nuestros ordenadores, reorganizar los cajones de la cocina, pintar marcos o paredes, transplantar plantas, llamar a nuestros amigos... En cualquier caso, a lo que más animo es a realizar cursos, hay blogs donde aglomeran todo tipo de cursos on line gratuitos de diferentes disciplinas. Aprovechemos y aprendamos cosas nuevas. También les reconozco que tengo cosas pendientes por hacer, y que cuando digo venga, voy hacer otra cosa, pienso, "bueno, aún quedan mínimo doce días, no lo voy a hacer todo en un día..." y me sirvo otra copita de vino y subo la música. Pero voy haciendo. Que también es buena una cura de sueño o disfrutar al fin el dolce far niente.
Tenemos tiempo de cocinar, adoptar nuevos hábitos, aprender nuevas costumbres, recetas y sabores. "No tengo tiempo para cocinar"- solían responder cuando estaban contra las cuerdas en una conversación sobre el valor de la buena alimentación o meriendas saludables de los niños. En esta web donde escribo, te van a faltar días de cuarentena para probar todas las ricas recetas que tenemos colgadas. Nuestra Gastronomía es fabulosa para apoyar a nuestro sistema inmunológico.
Algunos creen que somos el resultado de un Creador, y no seré yo quien debata este tipo de cuestiones, pero lo que sí se es que creamos nuestra vida y nuestra realidad. Con cada pequeña decisión. Y con todas nuestras creaciones una creación mayor.
Así que no tengamos miedo, el miedo no existe, me decía un gran amigo. Démosle un respiro a la cabeza de información sobre la pandemia, y desconectemos de todo unas horas. Para sanear. Aprovechemos para escucharnos conscientemente, y escuchar a los nuestros conscientemente, porque según lo que escuchemos hoy, nos comportaremos mañana. Paciencia y conciencia plena en el hoy.
Una sociedad progresa económica y socialmente cuando sus grandes instituciones y su gente, trabajan juntas. Y en situaciones críticas, como la que estamos viviendo, exclusivamente.
Si recordamos que los niños aprenden por imitación, es un momento idóneo para emitir un buen ejemplo a nuestros hijos sobre cómo reaccionar ante una emergencia sin precedente en nuestra sociedad actual, porque además de que nuestros pequeños querrán como les enseñemos a querer, no como su entorno le reclame, también actuarán como nos vean actuar ante este contratiempo, nuestro grado de colaboración y solidaridad, a gestionar el miedo o la frustración.
En nada saldremos a las calles, y estoy segura de que llenaremos restaurantes, bares, pequeños comercios, teatros, e insuflaremos a la pequeña y mediana empresa todo el apoyo que necesitará y sobre todo, nos comeremos a besos y abrazos a familiares y amigos.
Ánimo, todo irá bien. Somos un país extraordinario, fuerte, solidario y alegre. Gracias infinitas y mención especial a todos los que estáis cuidando del resto. GRACIAS.
Todo volverá a ser igual, sin ser lo mismo, y volveré a hablar de gastronomía.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |