Sara López
Así es, los norteamericanos han conferido al hecho de comer un carácter social, en el sentido internauta de la palabra. Es difícil que algo escape de las redes sociales, incluso los hábitos más cotidianos y humanos sucumben a ser compartidos y comentados. La gran ironía está en que este mismo estudio también revelaba que la tendencia de comer solo se equiparaba a aquellos que prefieren hacerlo en grupo.
Quizá esa es la metódica; somos más independientes y solitarios en la realidad, y a la vez tenemos necesidad de compartir nuestras vivencias, aunque sea vía Internet.
Al fin y al cabo, la comida es un acto social; un cumpleaños, una cena romántica, una reunión de amigos… por ello las fotos de mesas repletas de comida abundan en Internet, queremos que todos vean y compartan nuestra última experiencia culinaria.
Y si hablamos de visitar un restaurante… la cosa no cambia. Gracias a que los platos y sus presentaciones son cada vez más elaborados y tienen una presencia estética imponente, nos sentimos orgullosos de inmortalizarlos y colgarlos para que todos puedan recrearse.
Por no hablar de los aficionados a la cocina, o los estudiantes que se lanzan a preparar su primera tortilla de patatas, contenidos que todos tenemos en nuestra biografía de Facebook.
Y por supuesto, esta práctica también tiene sus forofos. Una de las últimas modas en términos de gastronomía y social networks es la decoración de platos con la única intención de mostrar una presencia vistosa y creativa de estos, donde la intención culinaria queda relegada a un segundo plano. Se trata de redes sociales en las que la principal motivación es dar a conocer disposiciones de alimentos en platos de forma estética. Una ensalada donde los alimentos forman un esqueleto, una rebanada de pan de molde acompañada de unos cuantos vegetales que dibujan un búho, son algunas de las fotografías compartidas en redes como Printerest. También en Instagram crecen los perfiles con derivaciones del nombre “creative food”, donde las fotos de alimentos juegan a dibujar cualquier cosa que la imaginación y la comida se deje hacer.
Una tendencia creativa y visual, que ayuda a completar los contenidos gastronómicos tan presentes hoy en día en las redes.