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A la Caza de la Trufa


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La trufa se ha convertido en uno de los tesoros más preciados en la gastronomía. Por su escasez es muy valorada aunque existe la posibilidad de cultivarlas mediante la plantación de algunas especies forestales. Ahora, los fanáticos de este hongo han puesto de moda el Trufiturismo, una manera de conocer cómo se obtiene esta perla y disfrutarla al máximo.

 

Magaceda Serrano
 
El interés gastronómico por la trufa aumentó notablemente en el siglo XX y como consecuencia,se produjo el incremento de su demanda. La trufa se caracteriza por su escasez y por ello, es un bien muy preciado. Gracias a la truficultura se ha podido satisfacer esta demanda.
 
La truficultura hace referencia a los diferentes métodos de cultivo de la trufa. Consiste en la plantación de especies forestales como la encina y el roble entre otros. Se realiza en zonas donde los suelos y el clima son propicios para el desarrollo de este hongo.
La posibilidad de que las trufas pudieran ser cultivadas se descubrió en Francia e inmediatamente siguieron su ejemplo Italia y España.Su cultivo supone una fuente importante de riqueza puesto que es un producto muy valorado gastronómicamente y se ha producido un descenso de la producción silvestre.
 
Curiosamente, este hongo suele denominarse como “quemado”  porque ninguna hierba prospera cuando la trufa invade su espacio. Esta es una de las pistas que puede seguir un truficultor a la hora de la búsqueda pero su mejor arma siempre es ir acompañado de un animal.
 
La trufa suele ser muy olorosa, por eso es necesario ir acompañado de un animal con olfato finísimo y que haya sido entrenado para ello. Lo más común es que los truficultores vayan acompañados de un perro adiestrado aunque,en algunos casos, lo hacen conducidos por un cerdo o un jabalí, pero en menor medida puesto que suelen devorar las trufas con facilidad.
 
El perro es el gran orientador en esta caza. Olfatea el suelo y se detiene cuando encuentra una trufa haciendo una marca. Es entonces cuando entra en escena el recolector que, con ayuda de un cuchillo diseñado para la recolección de la trufa, la desentierra.
 
Otra señal que puede ayudar a los truficultores en el camino es la existencia de la ‘mosca trufera’ (suilla gigantea) que, en los días soleados de invierno, suele situarse en el suelo marcando el punto exacto donde se encuentran las trufas, con el único fin de depositar en ella sus huevos. Pero la consolidación de la trufa va más allá de la truficultura y ahora se ha generado un nuevo concepto de turismo, el trufiturismo, que cada vez gana más adeptos.
 
El trufiturismo es la unión de la gastronomía, el turismo y la agricultura. Todo aquel que quiera conocer de primera mano cómo se obtiene la trufa puede acercarse a centros que ofrecen esta actividad y cazar  las trufas ellos mismos. Es una oportunidad para ver como trabajan los perros truferos y sus recolectores pero, además, esta nueva forma de hacer turismo incluye rutas,menús truferos o, incluso, tratamientos corporales.En otras palabras, el trufiturismo es una forma de conocer el mundo de la trufa en todo su esplendor.

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