Gastronómico Marbellí

La oferta gastronómica en Marbella es inagotable y diferenciarse del resto es un reto cada vez mayor. Más allá del ocio, el espectáculo y la diversión que ejercen de denominador común en los restaurantes del Grupo Mosh, lo que sin duda les sitúa como referente (además de por sus fiestas exclusivas y ambiente único) en el sector es su cocina y sus platos basados en una gastronomía de calidad que busca,

por encima de todo, el placer y el deleite a través del sabor. De los seis restaurantes y locales de ocio que posee Grupo Mosh, Nu Downtown y Motel Particulier, son claros representantes de la pasión, profesionalidad, entrega y empeño que ponen en cada creación su equipo de cocina.

Un viaje por los sabores de Asia

El continente más grande del Planeta sirve de inspiración en la cocina de Nu Downtown, a través de una carta donde el Shiumai de langostinos o los Baozi de carrillera justifican de inmediato la visita. También el Pollo Jaipur, la Costilla Wagyu al curry verde, el Cangrejo al chilli o la Corvina marinada con aguacate y setas conforman un festival de sabores y aromas, solo a la altura de los postres más espectaculares como el Taiyaki de chocolate blanco o la Crême brulée de té matcha. 

Como acompañamiento, una serie de performances y animada música hacen que la experiencia vaya más allá del sentido del gusto y que Nu Downtown se haya convertido en el lugar donde paladear una carta sin desperdicio y formar parte de un espectáculo perfecto para vivir una sofisticada velada.

Erotismo hasta en la cocina

Este es el restaurante más enigmático y arrebatador del Grupo Mosh. Motel Particulier es un espectáculo en sí mismo, es el templo del hedonismo y eso se refleja, obligatoriamente, en su carta cuyo responsable, el chef argentino Franco Francesccini, firma una serie de platos elaborados exclusivamente con producto de calidad y que favorecen la perfecta mezcla de sabores explotando en boca de forma sutil y pausada. Todo aquel que sea miembro de este club puede entrar y experimentar sensaciones a todos los niveles con propuestas como el Lenguado Meunière, el Tartare de boeuf “notre façon” o las Ostras marennes D’Oleron. El broche final corre a cargo de un buen Flan “Grand-mere Nelly” o una clásica, pero nada despreciable Tarta de zanahoria. 

Alrededor de la mesa un espectáculo de sensuales ritmos, música en directo y toda clase de animaciones tan sugerentes como el propio interiorismo de un club secreto ambientado en el París de los años 20, apto solo para sibaritas, que sean miembros, eso sí.