Argentina, gastronómicamente, se caracteriza por poseer una combinación de alimentos de toda Latinoamérica y de sus dos principales fuentes emigrantes: España e Italia. En menor medida, se conservan todavía algunos platos de los indígenas e incluso de África subsahariana, debido a la cantidad de esclavos que fueron llevados a todo el continente americano.
Por otro lado, cabe mencionar la importancia agrícola del vasto territorio que conforma el país. Es un gran productor de trigo, unas judías denominadas poroto, maíz tierno o choclo, leche y carne de vacuno. Esta última ha provocado que Argentina se convirtiera en uno de los países del mundo con mayor consumo por habitante de esta carne. De la misma forma, la producción de trigo ha hecho que el pan más utilizado sea el blanco, así como que la comida italiana se haya adaptado, haciendo que, por ejemplo, las pizzas tengan una masa más gruesa.
Resulta inevitable mencionar que la alimentación en la ciudad es muy diferente a la de
las áreas rurales, donde predominan los platos más tradicionales y folclóricos. Sin embargo, si viajamos a este país, tanto en la capital como en el resto de las ciudades no nos resultará difícil encontrar restaurantes donde comer asados o churrascos, o mercados donde comprar salazón chimichurri. El dulce de leche es el producto estrella en muchos postres, y para hacer una buena digestión, no podemos olvidarnos del mate. También son muy frecuentes los piononos, tanto dulces como salados y los alfajores típicos.
Pese a las inmensas costas que bañan gran parte del país, no se consume de manera
abundante el pescado. Esto se debe en parte a la gran oferta de carne vacuna y aviar. En los últimos años, gracias a las medidas de conservación con cámaras frigoríficas y las conservas en lata, se ha incrementado en el centro del país el consumo de algunos de ellos.
A diario, en Argentina el día comienza con un desayuno no muy fuerte, aunque en los
últimos años ha cambiado esta situación en las ciudades debido a la globalización,
normalmente con una bebida caliente en invierno o fría durante el verano, acompañándola con tostadas o bollería. El almuerzo es la comida más abundante. Generalmente se preparan asados o pastas (con los cambios en los hábitos de consumo, también se está extendiendo la cultura del fast-food). Para terminar el día, la cena suele consistir en algo ligero.