España es un país que a pesar de su variada gastronomía, tradición y dieta mediterránea ha tenido que recurrir en los últimos años a un mayor consumo de comida rápida. La crisis económica y el alza de precios en algunos productos ha hecho que, sobre todo niños y jóvenes abusen mucho más de la comida rápida, presente en nuestro país en forma de cadenas que también podemos encontrar en cualquier rincón del mundo. Pero, ¿es la comida de estos establecimientos como la pinta su propia publicidad? Muchos estudios se han atrevido a profundizar en este tema y, aviso a navegantes, lo que han descubierto no es nada agradable.
Al parecer, las cadenas de comida rápida más famosas del mundo entero utilizan en algunos de sus productos el ácido glutámico, presente también en muchas bolsas de ganchitos, patatas fritas y snacks de las que todos abusamos bastante. El ácido glutámico es un aditivo muy barato que hace que los alimentos tengan mucho más sabor del que tendrían habitualmente. Por otra parte, las patatas fritas de este tipo de locales y de otros muchos, están elaboradas con una mezcla de sal y azúcar que hace que tengamos más sed y que, como lógica consecuencia, demandemos más bebida.
En cuanto a la carne, existen teorías que hablan de que los animales de los que procede se crían en condiciones nada favorables y que son alimentados con piensos perjudiciales para su organismo. Otros productos parece ser que están elaborados con partes sobrantes o entresijos de lo que ha quedado del animal. Con respecto a este tema existen muchos rumores y pocas pruebas cien por cien fiables. Hay personas que hablan de que los animales que se emplean en la fabricación de hamburguesas, snacks o aperitivos, mueren debido a que los criadores les sobrealimentan y otras que dicen que la carne que nos llega está compuesta en su mayor parte por cartilago.
Otros componentes a través de los que se producen los alimentos propios de la comida rápida son, el ácido cítrico, el jarabe de maíz y el aceite de soya. El ácido cítrico lo encontramos en verduras y frutas, pero la comida rápida lo utiliza en cantidades demasiado altas, lo que puede producir en el organismo del consumidor hiperactividad y lergias. Por su parte, el jarabe de maíz es el que produce el aumento de colesterol en el organismo debido a que es mucho más potente que el azúcar. Por último, el aceite de soya o soja, no es del todo perjudicial para nuestro cuerpo, a no ser que, pase por un proceso de hidrogenación que provoca que las grasas insaturadas que lleva consigo se conviertan en saturadas.