Cádiz se encuentra de luto por la partida de uno de sus más grandes referentes: Gonzalo Córdoba, fundador del histórico restaurante El Faro, quien falleció ayer (24 de marzo) a los 90 años. Con su partida se extingue una estrella, pero su legado sigue brillando en cada rincón de la ciudad, en cada corazón que tuvo el privilegio de conocerlo. Su impacto no solo transformó la gastronomía gaditana, sino que dejó una huella profunda en la sociedad y el ámbito empresarial, no solo local, sino nacional.
En 1964, Gonzalo Córdoba abrió las puertas de El Faro en Cádiz con un sueño: ofrecer la frescura del mar y los sabores autóctonos de la región. Aquella taberna humilde se transformó en un referente gastronómico, no solo en Cádiz, sino en toda España. Su esfuerzo y pasión por la cocina local dieron frutos en la creación de un grupo de restauración que, más allá de El Faro, abarcó lugares como el Ventorrillo el Chato y El Faro del Puerto, convirtiéndose en sinónimos de calidad y tradición.
El compromiso de Gonzalo con la gastronomía gaditana también se extendió al servicio de catering, demostrando que su dedicación iba más allá de lo culinario: buscaba crear una experiencia que nutría el alma tanto como el cuerpo.
El legado de Gonzalo va más allá de sus éxitos empresariales. Es un legado de valores y amor por lo auténtico. Con ternura y firmeza, transmitió a sus hijos, Maite, Fernando y José Manuel, su pasión por la hostelería y el respeto por la tradición familiar. Juntos, continúan su sueño, asegurando que la llama de El Faro siga viva, manteniendo intacto el amor por su tierra y su gente. La familia Córdoba ha hecho de la hospitalidad y la calidad su esencia, un nombre que resuena con calidez y pasión en cada rincón del restaurante.
A pesar de ser un referente en el mundo de la hostelería, Gonzalo destacó por su humildad. Su trato cercano y generoso lo hicieron aún más querido por todos. No solo era un empresario exitoso, sino un hombre de cercano. A su lado, su esposa, Pepi Serrano, fue un pilar silencioso, cuya dedicación y apoyo incondicional fueron clave en el éxito de El Faro.
La pérdida de Gonzalo ha dejado un vacío irreparable en la ciudad. No solo era un hombre de negocios, sino un hombre de barrio, de familia, cuyo amor por Cádiz trascendía cada plato que servía. Desde la plaza hasta las mesas de El Faro, su esencia permanecerá viva en cada rincón de la ciudad, en cada historia contada al calor de una comida.
El nombre de Gonzalo Córdoba no será olvidado. Es un símbolo de la cocina gaditana, de la generosidad y del amor por su tierra. En cada plato que salga de El Faro, en cada sonrisa que reciba un cliente, su legado seguirá vivo, como un faro que nunca se apaga. Cádiz llora su partida, pero celebra la vida de un hombre que, con su pasión y dedicación, transformó la gastronomía en un arte que perdurará para siempre. Gracias, Gonzalo, querido amigo, porque este que suscribe se enorgullecerá haberse llamado amigo de este gran hombre, por todo lo que nos diste; tu luz seguirá guiando a generaciones futuras.
![]() | Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |