Es curioso como un alimento tan básico y tan consumido diariamente, no se sabe cocinar en nuestros hogares. Hay que reconocer el ingenio que han tenido esos pequeños negocios para convertir esta carencia en un negocio. El mercado ofrece diversidad de opciones: desde maestros artesanos que te enseñan a domicilio, a clases particulares con varios niveles de dificultad.
Sí es verdad que no solo se está perdiendo la tradición de hacer el pan en casa, sino también en las mismas panaderías. La mayoría de ellas (en las que se suele comprar el pan cada mañana) reciben las barras de pan prefabricadas y procesadas industrialmente. Lo que hacen el 80% de las panaderías y de los supermercados es calentar el pan en el horno. Esto implica que lo que consumimos esté elaborado con ingredientes refinados, con conservantes y con productos químicos, antaño innecesarios.
Harina, sal y agua son los tres ingredientes del pan “de toda la vida”. Pero en este tipo de cursos se puede descubrir que hay muchas más posibilidades de lo que se cree. Los de iniciación muestran cómo hacer la masa madre, cómo darle forma al pan, técnicas de amasado y el tiempo que necesita de horneado. Los talleres en grupo suelen costar entre 20-60 euros. La Magdalena de Proust, por citar uno de los múltiples negocios, ofrece este tipo de servicio en el que se va sin conocer nada sobre el pan, y se sale con un diploma de “panadero casero”.
Una gran mayoría de gente puede pensar, por desconocimiento, que esta moda no es apta para celíacos. Pero, como comentaba antes, hay muchos tipos de talleres, ya que hay otros tantos tipos de panes. Por supuesto, también podemos encontrar talleres para gente con esta enfermedad, como el que imparten en La Buena Vida, cuyo precio es de 45 euros.
Por supuesto, Internet y las librerías también son buenos lugares para convertirse en panadero artesanal. La variedad de libros es inmensa, ya que podemos incluso encontrar recetas de pan en cualquier libro de cocina que se precie. Los foros también son puntos de encuentro e intercambio de recetas y consejos. Y por supuesto, el fenómeno blogger también se suma a enseñar a hacer pan.
Si bien es cierto que el ritmo de vida occidental absorbe gran parte de nuestro tiempo, la tecnología nos ayuda también en la cocina. De hecho, las máquinas de amasar pan han experimentado un aumento en sus ventas muy considerable. Esta moda también ha hecho que se empiece a comprar pan artesano; a veces a precios desorbitados; ante lo que algunos panaderos, como Ibán Yarza, esperan que no convierta esta nueva costumbre en algo elitista, solo al alcance de unos pocos.