Comedor Económico

                Desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena son las cinco comidas que recomiendan los médicos para estar sanos. Lo normal es no cumplirlo al pie de la letra, o no se llega o uno se pasa. El límite está en al menos cubrir tres de las cinco. Pero en los tiempos que corren la salud ha pasado a un segundo plano, primando por encima la mera supervivencia. Dos son las comidas que reciben muchos de los afectados por la crisis, y en ocasiones, nada. No tener qué llevarse a la boca era un conflicto relegado a países subdesarrollados, en cambio hoy, tenemos el problema dentro de casa.

        La buena alimentación es una necesidad básica del ser humano de la que no se debe privar a nadie. Fuente de energía que más tarde convertimos casi en arte y la elevamos. Solo nuestra especie puede llegar a hacer tal cosa. Es por ello que debemos apreciar la gran suerte de poder saborear un buen plato, sea cual sea, aunque después establezcamos una escala de calidad, que también es necesaria, no todo es válido.

         La Cocina Económica es la que se encarga de alimentar a aquellos gijoneses que no pueden permitírselo. Luis Torres, el presidente de la Asociación Gijonesa de Caridad dice que nos encontramos ante una situación grave. Las colas de la comida son largas, algo cada vez más preocupante. El gran reto es conseguir que los necesitados puedan comer al menos dos veces al día. Algo ante lo que cualquiera sentiría indignación. 

        Por otro lado, el bueno, la caridad y la solidaridad están despertando en la población. Las donaciones no disminuyen año tras año, sino que aumentan y de forma considerable. Durante los cinco primeros meses de este año 2013 se han recaudado 13.200 euros tan solo en eventos sociales con fines benéficos. En el año 2012 se alcanzó la mitad. En cuanto a donaciones personales, las cifras superan cualquier espectativa, 8.000 euros al mes. La suma total incluyendo los eventos es de 28.000 euros al mes. Hecho muy positivo que permite que una de las necesidades básicas de los más desfavorecidos esté cubierta. 

       Granito a granito se contribuye a construir una sociedad en la que la comida no sea una preocupación primaria, sino un elemento más del que disfrutar, como del arte o la música.