Muchos norteamericanos afirman que no les gusta el sabor del agua porque no sabe absolutamente a nada.
Y es que el problema viene de lejos, ya que Estados Unidos es el país en el que más zumos, batidos y demás bebidas con azúcar se consumen, además de cerveza y café. No es de extrañar que por esta razón, gran parte de la población y sus paladares, acostumbrados a ese tipo de bebidas, consideren que el agua no sepa a nada.
Los estadounidenses saben que necesitan beber agua porque es vital para estar hidratado, eliminar líquidos y complementar una correcta dieta, pero no se sienten tentados de beber ni un poquito como ritual diario, ya que más del 20% de la población afirma que el sabor del agua es inexistente y que no les llama la atención en absoluto. En el otro extremo, muchos norteamericanos optan por consumir aguas con azúcar y sabores o bebidas isotónicas que, claramente, no tienen los mismos beneficios que el agua embotellada podría tener.
El agua del grifo se lleva la peor opinión por parte de los consumidores estadounidenses, ya que consideran que su sabor metálico es una razón más que poderosa para dejar de beber agua. Bien es cierto que siempre es mejor comprar agua mineral embotellada que beber la del grifo pero, ¿dejar de beber agua directamente no es algo extremo?
La solución al problema reside en la eliminación paulatina de unas costumbres que están muy arraigadas en la cultura norteamericana y que comienzan con el consumo masivo de productos con azúcar y demás edulcorantes. Si se va dejando de lado esos alimentos y bebidas, el paladar poco a poco se irá acostumbrando a ese sabor 'insípido' del que hablan los consumidores estadounidenses.
![]() | Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |