La capital qatarí es el destino idóneo para explorar en una escapada o un stopover en grandes viajes a Asia o África
A orillas del golfo Arábigo, Doha no ha dejado de crecer en las últimas décadas hasta convertirse en una ciudad que une la tradición qatarí con la modernidad y la innovación constantes. Son muchísimos los planes en la ciudad, y las conexiones aéreas del país la convierten en el destino perfecto para una escapada o un stopover en los viajes más largos a Asia o África. ¿Cómo organizar 48 horas en Doha?
Día 1
Mañana: Para conocer Qatar y entenderlo, el Museo Nacional de Qatar, que hace un recorrido por su historia, es el mejor punto de inicio. Además, tiene el aliciente de que es uno de los edificios más impresionantes de la capital, diseñado por Jean Nouvel simulando la forma de “rosa del desierto”. Su interior está dividido en 11 galerías que muestran la historia de Qatar, desde su formación geológica y su geografía a su pasado marcado por la pesca de perlas y la vida en el desierto, o las últimas décadas de desarrollo hasta llegar a la actualidad.
Otro punto fundamental para empaparse de la esencia de Doha es conocer su pasión por el arte. Muy cerca del Museo Nacional de Qatar se encuentra el Museo de Arte Islámico, otro de los referentes de la capital. Dedicado a la cultura islámica, presente a lo largo de los siglos en distintos continentes, recoge obras de arte tanto de Qatar como de otros países como España. Ofrece, además, una de las mejores vistas en Doha, con el skyline de West Bay al otro lado de la amplia bahía de la Corniche: es el momento de aprovechar para hacer fotos.
Comida: En los museos se esconden algunos de los mejores restaurantes de la capital, como IDAM, el restaurante del chef Alain Ducasse en la última planta del Museo de Arte Islámico, con vistas completas a la ciudad. Ducasse también cuenta con otro de los grandes restaurantes en Doha, Jiwan, en el Museo Nacional, donde también se aloja Desert Rose Café. Otra opción cercana para comer es SMAT, especializado en comida qatarí.
Tarde: Tras empaparse de la historia y cultura qatarí, a tan solo un paseo de distancia, el viajero se adentra en la parte más moderna de la capital: Msheireb Downtown Doha. El antiguo centro de la ciudad es hoy el primer proyecto sostenible de regeneración de un centro urbano del mundo. Sus edificios blancos de calles estrechas, inspirados en el diseño tradicional pero construidos siguiendo parámetros de sostenibilidad, caracterizan un barrio lleno de vida, terrazas y restaurantes. Ente ellos, se hacen un hueco también el M7, centro dedicado al diseño y la innovación en la ciudad (y donde descubrir alguna de las mejores exposiciones de la capital), o Msheireb Museums, compuestos por cuatro casas que muestran el pasado y las tradiciones de Qatar.
Para cerrar el día, es el momento de dirigirse hacia el Souq Waqif. Tan solo cruzando una calle, los modernos edificios dan paso al zoco tradicional de la ciudad, que se llena de vida al anochecer. Los puestos de especias conviven con las galerías de arte, los majlis tradicionales de reunión, los espacios para camellos y caballos o incluso un hospital de halcones.
Cena: El broche final a la visita al zoco se puede completar probando la comida tradicional de sus puestos callejeros en el patio central, donde degustar samosas, guisos o bollos dulces. Entre los restaurantes del zoco, Shay al Shamoos es famosa por su té karak y regag (crepes); Al Jasra, por el makhboos (plato con arroz y pollo especiado); y en Bander Aden, no se puede dejar de pedir su fahsa, un estofado para comer al estilo tradicional sentado en el suelo.
Día 2 Mañana: Desde el centro de la capital, la línea de metro de Doha conecta con todos los puntos de referencia da la ciudad, perfecto para moverse de forma cómoda y rápida por sus barrios. Se recomienda poner rumbo a Education City, la zona de la capital dedicada a la educación y el conocimiento, una especie de Ciudad Universitaria cuanto menos futurista y moderna. Además de pasear por sus parques, son paradas obligatorias la mezquita de Education City, cuyos minaretes marcan el paisaje del barrio, y la Biblioteca Nacional de Qatar, el paraíso de cualquier amante de los libros y el diseño. Del barrio dedicado a la educación es el momento de pasar a la zona dedicada a la cultura. Katara Cultural Village es el área de Doha repleta de galerías y tiendas, pero donde encontrar también algunas de las mezquitas más bonitas de la capital. Las obras de arte público, como Gandhi's Three Monkeys o The Force of Nature II, y los murales de arte callejero adornan un barrio en el que se respira la cultura. Comida: En Marsa Katara, la comida se sirve con las mejores vistas como acompañamiento, con una cuidada selección de platos mediterráneos y orientales para saborear el almuerzo frente al mar, la playa y los rascacielos. Muy cerca, sobre las Katara Hills, se encuentra el restaurante Bayt El Talleh, con autentica comida casera de Oriente Medio; y junto a la playa, Lwazaar, especializado en pescado fresco. Tarde: Al norte de Katara Cultural Village se encuentra The Pearl, el barrio nombrado en honor a la tradicional pesca de perlas en el país y en el que poder visitar Qanat Quartier, la zona de canales de inspiración veneciana en el golfo Arábigo. Continuando en el recorrido hacia el norte de la capital llega el momento de terminar la visita en Lusail, la zona más novedosa de la ciudad que continúa creciendo e innovando. Hogar del estadio de la final del mundial y el circuito de Fórmula 1 de Qatar, también acoge Place Vendôme, el centro comercial donde perderse entre las tiendas. Lusail es también el lugar escogido por los innumerables nuevos restaurantes que no dejan de abrir sus puertas en Doha. En la isla de Al Maha, repleta de opciones de entretenimiento y ocio, Tatel, Carbone o Zuma son solo algunas de las posibilidades para terminar el viaje con los mejores sabores de Doha. |
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |