El vino da mucho que hablar. Cómo se sirve, cuál es la temperatura ideal a la hora de servirlo, cómo conservarlo… todas estas cuestiones no son entendidas por una gran parte de los consumidores y a veces por profesionales.
Conviene aclarar algunos de estos términos, por lo que en Vinissimus explican que parece obvio que un vino servido a una temperatura errónea puede perder parte importante de su encanto, tal y como sucede con un café frío o un refresco caliente.
Algunos de estos tópicos son que el cava y los espumosos en general son mejor que se preserven en el congelador. Según Vinissimus esto no es así porque la temperatura del congelador es demasiado baja para cualquier vino. Es verdad que los espumosos agradecen temperaturas bajas de servicio, pero 5 o 6 grados suelen ser suficientes para tener cierta sensación de frescor al tiempo que gozamos de toda la aromática del vino.
La idea de que los vinos tintos es mejor servirlos a temperatura ambiente era algo de antaño, es decir, de los castillos en la Edad Media, en cuyo interior las temperaturas eran bastante más bajas que en las casas actuales. Actualmente, los tintos pueden servirse desde los 12ºC hasta los 18º, quizás 20º.
Respecto a los blancos, depende del tipo. Uno joven y afrutado es mejor servirlo sobre los 5 grados, mientras que un blanco intenso y amaderado puede funcionar muy bien sobre los 12º.
Por otro lado, ningún
vino debería servirse por encima de los 20º, así que la mayoría de tintos
agradecerán también ser refrescados. Para enfriar una botella, la manera más
eficaz y menos agresiva con el vino es siempre la cubitera con hielo y agua.