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José Luis Jiménez nos cuenta como se reunía la sociedad, celebritis alrededor de las mesas

RELATOS SABROSOS, una visión muy particular de la Historia Gastronómica (Cap.67)

José Luis Jiménez

En capítulos anteriores ya se ha escrito sobre el enorme éxito del Pabellón de España. Uno de los elementos que coadyuvaron al mismo fue el teatro. Con una capacidad para 900 plazas, con aire acondicionado, fue el escenario de numerosas actividades. Desde actuaciones de muy destacados artistas como Antonio Gades o Manuela Vargas, presentaciones folklóricas de las distintas regiones de España, desfiles de moda u homenajes a figuras prominentes de distintos ámbitos

  Un ejemplo lo tenemos en el almuerzo con representantes de diversos países ante la ONU, que finalizó con un espectáculo en el teatro.

  Uno de los grandes reclamos artísticos fue la actuación de Antonio Gades. El 18 de marzo de 1964 se celebró la que se denominó “boda de tronío” y expresiones similares, que concitaron un enorme interés informativo y asistencia masiva de asistentes en el exterior de la ermita de San Antonio de la Florida.

  Se casaba una artista muy popular, Marujita Díaz, con Antonio Gades. Los padrinos fueron Lucía Bosé y Luis Escobar, de una enorme popularidad. Testigo del acto fue Manuel Fraga Iribarne, que tanto interés, y acierto, tuvo en el Pabellón de España en la Feria Mundial de N.Y. Las actuaciones de Gades, que tuvieron un gran reconocimiento,  llevaron al ministro a concederle, el 19 de noviembre de 1965, la Medalla de Oro al Mérito Turístico.

  A Nueva York le acompañó Marujita. Ricardo Cué me confirma que tiene una fotografía con la pareja en el Pabellón, en la que también está su hermano Vicente.

  Otra de las grandes artistas destacadas fue Manuela Vargas, que había formado compañía propia en 1963, recibiendo el Premio Internacional de Danza. Después de la actuación en la Feria la contrataron para el Teatro Anta de Broadway.

  El 12 de julio de 1965 se recibió la visita de uno de los más destacados coreógrafos de la historia del ballet, Ígor Moiséyeb. El artista ruso, al que se le ha calificado como “legendario, impecable o icono a nivel mundial”, se mostró entusiasmado con la actuación de los grupos de coros y danzas de diferentes regiones españolas. Hasta el punto de invitar a componentes de las mismas a su sede del ballet para poder aprender sus técnicas, para después adaptarlas a sus propias coreografías. Fue el creador de un nuevo género, Danza Popular Escénica

  En sus memorias dice: “Por las tres danzas españolas. La jota aragonesa, la Balada española y el Tango español, recibí la condecoración del Rey de España”. El Rey Juan Carlos le entregó la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil en 1996.

  Hay un video en el que se ve la actuación del Ballet de Ígor Moiséyeb en el Teatro Bolshoi bailando la “Jota Aragonesa”. Una delicia. En la gala homenaje a la gran Maya Plisétskaya con motivo de su noventa cumpleaños, que no pudo presenciar por fallecer poco antes, estaba incluida una de esas coreografías.

  Su ballet llegó a España por primera vez en 1966, con un éxito impresionante.

  El 2 de noviembre de 1965 se le rindió un homenaje, en el Pabellón, al Premio Nobel Severo Ochoa. En el mismo estuvo acompañado, entre otras personas, por Miguel García de Sáez, comisario del mismo, y por Javier de Salas, subdirector del Museo del Prado.

  Traigo aquí algunas de las reflexiones que hizo a lo largo de su vida: “ El amor es física y química”; “Mi verdad básica es que todo tiempo es un ahora en expansión” o “La mujer puede cambiar la trayectoria vital de un hombre”.

  Jubilado, se instaló en Madrid. En su casa de la calle Miguel Ángel tenía dos “altares”, un retrato de su padre y un cuadro que le dedicó Dalí.

  Después de tomar un Martini, según su buen amigo Enrique,  iban a cenar, Sus preferencias eran Casa Lucio, en donde le recuerdan con una placa, y El Pescador. También ha comentado que era muy amante de los dulces, “le encantaban las natillas que hacía mi mujer”.

  Sobre esto del dulce hay una anécdota que ha escrito en un libro reciente un antiguo camarero de Casa Lucio (que parece no ha gustado a su hija), Le preguntó sobre su amistad con Sara Montiel, a lo que le contestó “Y a quién le amarga un dulce”, ¿Una ironía?.

  Lo que está acreditado de forma fehaciente es que sintió un gran amor por su esposa Carmen García Cobián.

 

NO OS PERDÁIS EL SIGUIENTE RELATO. EL PABELLÓN DE ESPAÑA EN LA FERIA MUNDIAL DE NUEVA YORK 1964-1965 (6). LOS DUQUES DE WINDSOR BRINDARON CON VINO DE JEREZ


AUTOR DESTACADO

Pedro

La cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente

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