Una vez más, Baena se engalana con aromas de tierra y flor de olivo para acoger el XXI Capítulo de la Cofradía Amigos del Olivo de Baena, una cita que es mucho más que un acto protocolario: es un ritual cargado de memoria, pasión y gratitud hacia esa savia dorada que corre por las venas de nuestra tierra —el aceite de oliva virgen extra—. Y como todos los años, de manera especialmente simbólica, el capítulo se hace coincidir con la Fiesta de la Floración del olivo, cuando el campo se cubre de esperanza y los árboles comienzan a prometer nueva vida.
Este evento, que ha echado raíces profundas en el calendario de la cultura del olivo, no solo celebra el fruto de la tierra, sino también el espíritu de quienes lo cultivan con amor y perseverancia. Es un homenaje sentido al olivar, al sudor noble de sus gentes, y al legado que se transmite de generación en generación bajo el susurro del viento entre los árboles.
Tuve el inmenso honor de ser nombrado embajador de este aceite que es espejo de nuestra identidad y bandera de nuestra gastronomía. Y lo recibí de manos de una familia que no se une por sangre, sino por un afecto compartido: la Cofradía Amigos del Olivo. Una familia unida por la ternura del campo, el orgullo del trabajo bien hecho y la convicción de que preservar nuestro aceite es proteger una parte esencial de nuestro ser andaluz.
Y si hay alguien que encarna con especial brillo ese espíritu de entrega y amor al olivar, es Rosi Velasco. Expresidenta de la Cofradía y actualmente su secretaria, Rosi ha sido, desde su llegada en 2009, mucho más que un pilar organizativo: ha sido el alma que insufla vida, ideas y calidez a esta hermandad. Su inteligencia serena, su capacidad de unir a las personas, y su infatigable compromiso la han convertido en una referencia moral y afectiva dentro y fuera de la institución.
Su huella está presente en cada proyecto, en cada gesto de acogida, en cada paso que esta Cofradía ha dado hacia una mayor proyección y sentido de comunidad. Y más allá de los cargos y títulos, es su humanidad lo que deja una marca imborrable. Como vicepresidenta en la Federación que presido (FECOAN), Rosi es también una brújula que orienta con claridad y cercanía. Su temple y su calidez son faros que iluminan nuestro andar colectivo.
En este XXI Capítulo, que contará con la presencia de muchas voces queridas y comprometidas —como la del presidente actual, Alberto Sánchez, que ha sabido continuar con sensibilidad el camino trazado—, Rosi Velasco brilla con luz propia como memoria viva y motor presente de la Cofradía.
Volver a Baena es siempre como regresar a casa. A una casa donde el aceite se honra como símbolo sagrado, donde cada abrazo sabe a esperanza, y donde los sueños compartidos florecen como los olivos en primavera.
Este XXI Capítulo será, sin duda, una celebración luminosa y emocionante. Porque la Cofradía Amigos del Olivo no es solo un colectivo: es una llama que aviva el amor por la tierra, una voz que canta a nuestras raíces, y una fuerza que no deja que olvidemos de dónde venimos. Si no existiera, como alguien dijo con sabiduría, habría que inventarla. Pero por suerte, está aquí, firme, vibrante, y más viva que nunca.