Escogí la provincia de Málaga, pues en pocos kilómetros tengo la misma cantidad de guiris y turismo nacional, además de los foráneos locales.
VER PARA CREER
Visto lo visto recalo en Fuengirola. Una mezcla desconcertante de etnias. Están, pues quedan muchos fuengiroleños. Bastantes sacaron partido a sus casas desde la plaza al actual paseo marítimo en pequeños callejones para poner o vender su casa un negocio hostelero. Porque son negocios, no museos. En las callecitas del interior suele haber restaurantes de cocina andaluza – española. Quizás tropecemos con un garito de guiris. Se descubren por tener una inmensa pantalla de televisión con deportes varios, aunque predomina el futbol. Pero en donde hay más locales de este tipo es cerca de la playa. Se habla en ingles, a veces solo saben su idioma. Beben grandes cervezas y se alimentan de hamburguesas y esos tipos de cocina prefabricada. Son ajenos al mundo que les rodea.
MINIGOLF BRITÁNICO
En Internet reiteran que no admiten pago con tarjeta de crédito. Solo efectivo. Así de claro y en español también. Me llamó la atención sus antiguas instalaciones y decrépitos servicios. Pero lo que fue genial que las dos señoras ya muy talluditas solo hablan ingles. No saben español u otro idioma. La comida es prefabricada, esa de descongelar y freír. El vino es emético y la cerveza “la reina del bar“. Imaginan que solo acuden extranjeros, la mayoría anglosajones. Y lo mejor viene cuando pides la cuenta. Siempre solicito mi tique, y me dan un papelito, sin membrete alguno, ni identificación fiscal. Por tanto sabe Dios que impuestos pagarán las dos señoras inglesas. Presuntamente si pagan por sus ingresos. Haría falta, a quien corresponda realicen las inspecciones pertinentes. Pues bien que usan nuestras infraestructuras, sanidad, etc.