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José Luis Jiménez nos cuenta como se reunía la sociedad, celebritis alrededor de las mesas

RELATOS SABROSOS, una visión muy particular de la Historia Gastronómica (Cap.79)

José Luis Jiménez

Después de un muy  grato debut laboral el año anterior en Menorca, con Club de Vacaciones, vuelvo un año después a la isla. En esta ocasión con dos tareas a desarrollar. Jefe de guías y poner en marcha la oficina de la mayorista en Ciudadela. Muy atractivo y “pomposo”. Tenía carta blanca para mi actuación. Cero pesetas de presupuesto. Vayamos a la realidad que me encontré.

  Sobre el número de guías, prefiero no abrumar con las cifras. En cuanto a la oficina de viajes: estaba ubicada en una farmacia, cuyo titular me prestó mucha ayuda. Había que actuar con diligencia y “dignidad de marca”. Debía atender a los clientes alojados  y poner en  marcha un plan de incentivos, que generaran atractivo y supusieran ingresos.

  Lo primero fue crear unas rutas turísticas. No había dinero para publicidad. Llegué a un acuerdo con el director del periódico local. Escribiría unos artículos y, a cambio, insertaba unos anuncios, generosos por cierto, y me entregaba un número de ejemplares. Recortaba la publicidad y con la misma “forraba” los displays que tenía el farmacéutico y los repartía en hoteles, y en donde fuese menester.

  ¿Y el medio de transporte?. Otro acuerdo; en este caso con el propietario de una flota de autocares. El dinero que se generase lo repartiríamos, a partes iguales, entre él, la mayorista y yo. Aseguro que nadie quedó insatisfecho. El autocar designado era un ejemplar “único”. Preferí no saber la fecha de fabricación . Algunas ventanillas iban sujetas con cuerdas.

  La ruta principal que organicé, por primera vez desde la bella ciudad menorquina, tenía la primera parada en la Naveta D’es Tudons. Monumento funerario exclusivo de Menorca. Y explicaba que junto a las taulas y talayots formaba parte de la cultura taloyística de finales de la Edad del Bronce. Hoy en día es parada obligatoria de todas las rutas.

  En el camino “disertación” sobre Menorca. En Mahón visita a el hotel del Almirante, antigua casa de Lord Collingwood, con relato de su importante papel. Posteriormente visita a una empresa tipo Perlas Majórica, para compras y almuerzo en un restaurante del puerto.

  A la vuelta parada al borde de la carretera para contemplar la “roca del indio”. Formación rocosa que por la erosión del tiempo y los vientos asemeja la figura de un “indio piel roja”. Aprovechaba los bordes superiores de las ventanillas, de plástico color rojo, para mirar a través de ellos y dar más “autenticidad” . Actualmente hay un estacionamiento con bancos.

  Me anuncian la visita de Arturo Estrada. ¿”El gran jefe” en plena temporada?. Después de almorzar, camino del aeropuerto, me entrega una lista. Son los clientes que van a llegar, y no hay alojamiento. Durmieron en casa particulares, incluida la de un sacristán. Para celebrarlo fui con el farmacéutico a degustar en uno de  los abundantes restaurantes, con muy buena cocina, en  el puerto, de una caldereta de langosta.

  Siempre guardo un gran recuerdo de Arturo Estrada. Años más tarde tuve la ocasión de entregarle uno de los premios que concedíamos en el programa El Mundo del Turismo de Radio Intercontinental. En la foto que adjuntamos, está a la izquierda, junto a La Polaca. Al extremo derecho, el que escribe, entonces barbado, junto a Miguel Vila.

  Una tarde, disfrutando de un café en el centro de Ciudadela, con sus calles angostas, con nombres tan curiosos como “Que no passa” (que no pasa) y cerca de la Catedral, que es el edificio gótico más importante de Menorca, se acerca un grupo de chicos.

  “Madrileño, así era conocido, vamos a actuar en la fiesta de inauguración del hotel Eleycon, y tenemos los instrumentos empeñados. ¿Nos podías prestar dinero”?. Mi reacción fue instantánea. Saqué un billete de mil pesetas y les dije: “os lo doy y no tenéis que devolverlo, pero con una condición, tengo que cantar un tema con vosotros en la fiesta” 

  Llegó el momento, canté y me extrañó sobremanera de que nadie protestase por mi calidad lírica. Había una explicación, los muy “pillines” habían desenchufado el micrófono. Pero ese pequeño detalle no iba a enturbiar mi carrera de crooner. Nunca lo conté, y menos a mi queridocompañero de la EOT, Higinio Marcos, uno de los fundadores del grupo Los Tonys.

    Un grupo de integrantes de las “fuerzas vivas” de la ciudad tuvo el gesto de organizar un almuerzo de despedida antes de mi vuelta a Madrid. Me ofrecieron quedarme para dirigir la oficina de turismo. Pero no acepté. Tampoco la que recibí de la agencia de viajes para trabajar con ellos. Se la pasé un compañero de la EOT, Antonio Gómez Cordobés. Rechazar dos ofertas de trabajo ¿fue “pecado de juventud”?

 

NO OS PERDÁIS EL SIGUIENTE RELATO. EN EL CONCIERTO DE FRAN SINATRA EN MADRID. SEPTIEMBRE DE 1986


AUTOR DESTACADO

Pedro

La cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente

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