Acabo de leer el libro de David de Jorge titulado: Con la cocina no se juega. La sentencia escrita en el título expresa perfectamente el sentido del libro y los pensamientos del autor. Se encuentran en esta obra, crónicas de restaurantes redactadas con hermosura, gourmets peculiares, cocineros apasionados y añoradas recetas llenas de nostalgia.
David de Jorge nos ha cocinado un libro alejado de la tecno-emoción y de otras fantasiosas novedades y nos habla con pasión y entusiasmo de la gente que le gusta.
En la página 161 me ha gustado mucho encontrar un homenaje a Ramón Cabau, persona entrañable por la cual tenía una gran estima. Era el afortunado propietario del legendario restaurante l'Agut d'Avignon, en el cual yo trabajé y aprendí mucho de la cocina catalana.
Ramón acudía cada mañana a comprar en el vecino Mercado de la Boquería con su vestimenta, un poco extravagante pero elegante, y saludaba a todos sus amigos.
El último día del mes de marzo de 1987, como cada mañana, apareció en su mercado favorito, realizó y terminó su recorrido habitual, se paró en uno de los chiringuitos del mercado, pidió un vaso de agua y se tomó una pastilla de cianuro. Quiso dar así a la Boquería su último aliento de vida.
Hablando de libros, esta semana estoy ordenando mis libros y revistas de cocina, que, de vez en cuando, es como una obligación, para recuperar espacio para los que están por llegar. ¿Qué merece conservarse? Todos los libros y revistas que se quedarán, muchos de ellos tienen una información efímera. Pensemos en la destrucción de bosques enteros provocada por libros totalmente inútiles, repetitivos y llenos de tonterías. Me doy cuenta de la cantidad de libros que permanecían en las estanterías “por si acaso”.
La gran riqueza informativa de la Red me anima cada vez más a eliminar los libros y revistas inútiles.