A las nueve de la noche del 25 de septiembre de 1986 Frank Sinatra salió al escenario que se había instalado en el estadio Santiago Bernabeu. Lucía un impecable smoking negro, pajarita oscura y un pañuelo de color rosa pálido en el bolsillo. La Orquesta Filarmónica de Londres, compuesta por 35 músicos, a los que se habían unido cuatro propios del artista, el bajo, el batería, el piano y el director William Willer, acometieron los primeros compases de Fly Me to The Moon . Así comenzaba su primer concierto en España.
A lo largo de algo más hora y media interpretó 23 temas. Un castillo de fuegos artificiales anunciaba el final del concierto. Interpretó, de manera magistral como siempre, My Way. Pero antes habían concurrido muchas circunstancias, algunas bastantes peculiares.
Personajes y situaciones: Arsenio Marcos “el empresario”, Xavier Cugat “el traicionado”, Alex Zara “el traidor”, la SGAE “la trincona”. Caos en la llegada a Barajas. Y personajes que estuvieron en las visitas previas a España: Ava Gadner, Lola Flores, Carmen Sevilla, Paco Rabal, Fernán Gómez,Luis Miguel Dominguín. Con presencia en Chicote, Pasapoga y Villa Rosa.
Había gran expectación entre los medios por la anunciada llegada de Sinatra para este su primer concierto en España. Pero el empresario que lo había contratado no era muy conocido entre nosotros. En mi caso respuesta negativa para entrevistas, aunque esto fue generalizado. Y de acreditación para asistir al evento, nada de nada.
Un par de días antes de la fecha señalada ya se sabía que la venta de entradas iba muy mal. Especialmente por los precios que habían puesto, entre 2.000 y 50.000 pesetas. Recibí una llamada de la oficina del empresario. Querían que se pudiese dar información, para animar la asistencia. Puse una condición. Quería poder asistir al Bernabeu en el espacio que iban a habilitar entre el escenario y la primera fila de sillas, que estaba acotado. Me lo concedieron. Y pude estar al lado del escenario.
El empresario, Arsenio Marcos, había firmado un contrato en Beverly Hills, entre Milton Rudy, abogado de Sinatra y el citado empresario, que iba acompañado por Alex Zara, representante de Cugat,al que dejó fuera de juego. El compromiso era de un millón de dólares Y tenía que hacerse cargo de los gastos de publicidad, de entradas, y de pago de impuestos.
El motivo de la entrada en escena de nuestro compatriota es que había encargado a su representante Alex Zara, tres años antes, conseguir ese contrato. Pero este caballero firmó,pero no en nombre de Cugat. Amenazó con llevarlos a los tribunales en reclamación del diez por ciento. No lo hizo, pero les “hizo un traje” con sus declaraciones.
La SGAE hizo acto de presencia. Comunicó a Marcos que debía de pagar como tarifa un 10 por ciento de los 50 millones de pesetas que, a ojo de buen cubero, calcularon que obtendría de la venta de entradas. La organización estimó que la entidad de gestión no podía reclamar el arancel antes de la recaudación. La escasa venta de entradas supuso una enorme pérdida para el empresario, que declaró: “Voy a perder hasta la camisa, pero nadie podrá quitarme el honor de haber traído a Sinatra por primera vez a España”
“La Voz”, para no tener un pinchazo de asistencia, pagó de su bolsillo 16.000 entradas, que se repartieron entre militares americanos de Torrejón, trabajadores de la discográfica Warner, y miembros de la Policía Nacional
La primera vez que viene Sinatra a Madrid es en la navidad de 1953. Antes había venido a España en mayo de 1950. Lo hizo con el mismo objetivo, encontrarse con Ava Gadner. La del 53 lo hace por motivos de celos. Ava estaba al lado de un torero, Luis Miguel Dominguín. El día 26 de diciembre Ava y Frank van a Chicote, De Chicote a Pasapoga donde esperan Lola Flores, Dominguín y un montón de famosos. Frank baila con Lola Flores. De allí a Villa Rosa, donde aguardan Paco Rabal y Fernando Fernán Gómez
Durante el rodaje de “El coronel Von Ryan” en Málaga, en el restaurante del hotel Pez Espada, tuvo un altercado y tuvo que pagar una multa de 25.000 pesetas por desacatos y alteración del orden público. Prometió no volver a España. Pero los conciertos son los conciertos.
En su estancia de septiembre del 86 se alojó en una suite del hotel Ritz. En la puerta tenía a su disposición siete coches. Traté de averiguar algo relacionado con bebidas y comidas. A pesar de mi buen cartel en el hotel como “conocedor de vinos”, no me fue posible.
NO OS PERDÁIS EL SIGUIENTE RELATO. LA GENTE DEL VERANO 1988. (1) GALICIA. LA ALTERNATIVA DE LAS RÍAS