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José Luis Jiménez nos cuenta como se reunía la sociedad, celebritis alrededor de las mesas

RELATOS SABROSOS, una visión muy particular de la Historia Gastronómica (Cap.78)

José Luis Jiménez

El verano de 1964 se presentaba ante mí preñado de incógnitas e ilusiones. Iba a afrontar mi primer trabajo, y en  un lugar que no conocía, la isla de Menorca.

  El año anterior se había creado la agencia mayorista Club de Vacaciones. A su frente se encontraba un hombre joven, Arturo Estrada Riudavets (Mahón, 1930). Que la situó en sitio privilegiado en el sector turístico.

  Mi labor iba a ser doble. Guía para atender a los clientes de la agencia y adjunto a la dirección del Hotel del Almirante. A su frente se encontraba María Luisa, hermana del señor Estrada. El establecimiento era propiedad de la familia. Lo que acentuaba mi compromiso.

  Observé irregularidades en el economato. Mis sospechas se vieron confirmadas. El jefe de cocina enviaba semanalmente un voluminoso paquete a su casa. Se lo comenté a la directora:”Ya lo sé”, me dijo. Me informó que la mujer del cocinero era su ayudante, y la suegra, la gobernanta. “En plena temporada imposible prescindir de ellos” aseveró.

  El hotel estaba a tope, y había que arrimar el hombro al máximo. La cocina estaba ubicada una planta inferior al comedor. Se enviaban las comandas en un portaplatos manual. Un día se me escurrió la manivela y un diente de la polea se  clavó en mi mano, y el “porta” parado. Durante mucho tiempo mostré la cicatriz como “herida de cocina”

  A un lado de la piscina se habían construido unos bungalows, que estaban ocupados toda la temporada por la agencia I Grande Viaggi, de Milán

  Paso al lado de la centralita en la que no había nadie. Hay una llamada procedente del “lado italiano”. Por un momento me convierto en “chico del cable”: “Pronto”. Responde una voz femenina: “prego una asciugamano”. ¿Qué podría ser?. Decidido cojo una botella de coca cola. Toco suavemente en la puerta. Asoma una bella ragazza. “¡Ma qué coca cola, una asciugamano!”. Y señala la toalla que envuelve su esbelto cuerpo.

  “Scusa, ho sbagliato. Torno súbito”, me disculpo. Mientras me alejo en busca de la toalla canto, sotto voce “Con te sulla spiaggia” (Contigo en la playa), que triunfaba en Italia en la voz de Nico Fidenco.

  Organizo unos viajes a la bella Cala Galdana, con una playa de 300 metros de longitud y 40 de ancho, con arena blanca y fina y abundante vegetación. Llego a un acuerdo con unos pescadores para que lleven en su barca a los clientes a unas pequeñas grutas submarinas.

Muy gratificantes las visitas vespertinas a la Cova d´en Xoroi. Cueva situada en un acantilado de 30 metros de altura. Y desde la que se puede contemplar el, posiblemente, mejor atardecer de Menorca. Allí conocí el magnífico Gin Xoriguer. Para hacer un trago largo lo combinábamos con limonada. Hoy se comercializa como Pomada Xoriguer. Para mantener el recuerdo menorquín tengo en el mueble bar una botella.

  Impresionante el puerto de Mahón, de los más seguros del Mediterráneo, con sus isletas, entre ellas la del Rey, en la que desembarcó Alfonso II de Aragón. Y con unvalorañadido. Llena de restaurantes y con un plato estrella, la caldereta de langosta, que siempre recomendaba.

  Otra de mis labores era informar del legado histórico que tenía el hotel. Fue la casa estilo colonial en la que vivió Lord Collingwood en la época en que la flota británica bloqueaba los puertos de la costa sur francesa, asistiendo a España en la defensa de sus costas peninsulares y Baleares.

  Fue en ese momento histórico, y concretamente durante su último año de vida (falleció en Mahón el 7 de marzo de 1810), en el que dio órdenes de llevar a Menorca el órgano más grande jamás fabricado. Tiene 15 metro de altura y 9 de ancho. Con 300 tubos y cuatro teclados. Está instalado en la iglesia parroquial Santa María. Cada verano se hacen conciertos en la iglesia, que acaba de inaugurar iluminación, resaltando su majestuosidad.

  Demostró su gran humanidad durante un temporal enviando sus propios barcos para rescatar  a cientos de marinos franceses y españoles. Los  cuales fueron llevados a Cádiz y entregados al Gobierno de Andalucía, al Marqués de Solana. Desde ese momento se cimentó una gran amistad que fue cimentada con regalos de barriles de vino para los buques británicos por parte de Solana, y por parte de Collingwood con cerveza y queso “Cheddar”.

  Magnífico historial militar del almirante británico. En la batalla de Trafalgar, cuando murió Nelson, asumió el mando supremo. Fue promovido a la nobleza y recibió el agradecimiento de ambas cámaras. Esta enterrado en la Catedral de San Pablo de Londres, a la sombra de la tumba de Nelson. En 2010, en el segundo centenario de su muerte, se colocó un busto de bronce en la Isla del Rey del puerto de Mahón

 

NO OS PERDÁIS EL SIGUIENTE RELATO. MENORCA 1965, CIUDADELA. LA NAVETA DES TUDONS. PUBLICO MI PRIMER ARTÍCULO EN PRENSA

  


AUTOR DESTACADO

Pedro

La cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente

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