Desde hace varios años la organización de las naciones unidas para la alimentación y la agricultura, plantea la alternativa de consumir insectos tales como saltamontes, orugas, hormigas y mariposas, no solo para paliar el hambre mundial si no también para enriquecer la gastronomía.
Estos animales aportan una gran cantidad de proteínas y carbohidratos por lo que se considera que son un recurso alimentario desperdiciado al darle de lado. No solo es un desperdicio a nivel de aporte nutricional si no a nivel económico ya que la cria de insectos podría generar empleo e ingresos a nivel industrial.
La tasa de hambre en el mundo, se eleva cada año pero, ¿Sería realmente la ingesta de insectos la solución contra el hambre? La FAO considera que estos animales no son susceptibles a la contaminación ambiental, los pesticidas o abonos por lo que su consumo conllevaría múltiples riesgos y no garantizaría la seguridad alimentaria. Esto sin contar con la mentalidad de muchas personas, que desde hace años han rechazado la idea de comerlos.
Es por esta razón por la que deberían de producirse de manera ecológica para controlar todos estos factores a la hora de su consumo. La FAO explica que es más fácil producir insectos como alimentos dadas sus características corporales ya que al ser de sangre fría no necesitan energía alimentaria para mantener su temperatura corporal.
A su vez también consumen poco en proporción al alimento que se obtiene a cambio. Añaden también que el consumo de insectos ayudaría a frenar las emisiones de gases contaminantes y la sobreexplotación forestal.