Muchos son los motivos por los que asistir a este primer encuentro valía la pena. El primero, el sentido y merecido homenaje a Marisa Sánchez a través de la impagable la ponencia de Francis Paniego en la que hizo un recorrido vital y profesional de su propia trayectoria recordando un proceso evolutivo que le hizo pasar de la más dura de las vanguardias - "yo queria deconstruir las patatas a la riojana"- .para acabar, desde el profundo amor hacia Marisa, cerrando el circulo, con una propuesta actualizada y una técnica depurada, de la cocina más clásica.
El segundo, la excusa que esto suponía para reconocer el lugar que ocupan las mujeres en la cocina, madres y guisanderas eclipsadas en muchos casos por sus maridos e incluso hijos. Especialmente emotiva fue la ponencia de Ignacio Echapresto (La Venta Moncalvillo, Daroca de Rioja) en la que, prescindió de su propio guión, para dedicarsela integramente a su madre, recientemente fallecida.Divertida y deliciosa la ponencia de Pedro Masip y Vicenta Pérez (hijo y madre) que a sus 87años sigue ,con ferrea mano ,al frente de los fogones del Masip y puso en pie al auditorio.
El tercero, el encuentro entre dos de las cocinas más potentes de nuestro país como son la andaluza (comunidad invitada en esta primera edición) y la riojana. En representación de la primera pudimos disfrutar de las ponencias de Dani García, Ángel León, Paco Morales, Mario Jimenéz Cordoba, Xanty Elías, Juan Lu Fernández, Dani Carnero y Pedro Sánchez. La cocina riojana estuvo representada por Lorenzo Cañas (gran maestro de cocineros y compañero de Marisa Sanchez), Iñaki Murua y su madre Carolina Sánchez, Juan Carlos Fernando, Pedro Masip y, ¡ como no1, el alma mater del evento, Francis Paniego acompañado de una amplia representación de antiguos trabajadores del Echaurren. Todos ellos presentaron ponencias cercanas desde la calidad y la calidez, que las aleja del academicismo que suele imperar en este tipo de eventos ,lo cual es de agradecer.
Cuarto motivo, la puesta en valor tanto de los pequeños productores y artesanos de la zona del Valle del Oja en representación de tantos y tantos de esa España vaciada que ultimamente está,por desgracia,tan de moda.
No puedo terminar este artículo sin resaltar la implicación y cariño de los vecinos, tanto de Ezcaray como de los pueblos de alrededor. "En Ezcaray me siento como en casa" asegurabala periodista Pepa Fernandez ,miembro del jurado del concurso popular de croquetas que puso un broche de jornada a un fin de semana inolvidable. Felicitar a Francis Paniego y a todo su equipo por el tremendo esfuerzo para levantar este festival que, según me confió, será bianual. Y por su calida acogida.
Un artículo de Santiago Ruiz Bombín, "Txonpa"