Qué Cacao....

Cacao mental

Están él y ella: él pregunta ¿Qué tal el día? Ella responde: ménudo cacao tengo...

Piensa que no es lo mismo tener un cacao mental, que tomar un cacao, le señala él. Si quieres te preparo uno para que notes la diferencia, añadió amablemente, y, mientras, veía el fútbol en la tele. (El Barça que llevaba una racha muy buena y, la verdad es que cuando no metía ocho goles, metía cinco, oiga)

- ¿Con leche te refieres? Dijo ella cambiando el tema con igual rapidez que él, mientras cambiaba una cebolla de sitio, ya que estaba mal puesta en un estante.

- Exactamente; concretó desde el sofá hasta la cocina donde ella manejaba una masa de hojaldre posteriormente.

Aclárate la mente y, de paso, aclara los platos de la cocina, vida mía, que están sucios, dijo él, ni corto ni perezoso.

Upsss, ella le había dicho que ménudo cacao tenía pero claro está que él no parecía pensar que fuera grave, cuando pensaba más en los platos de la cocina que el cacao mental en sí mismo. Suele pasar con muchos hombres, que tengan este tipo de reacción.

El cacao de la tierra, por así decirlo, es mucho mejor que el cacao mental que tienes, le dijo él tan contento. Cuando sientes que tienes un cacao mental no es nada placentero, así que es mucho mejor tomarse un tazón de chocolate por la mañana, pues, por ejemplo, a media tarde o de noche (al gusto de cada persona) y así ya va tomando el cariz de ser otra cosa.

Sí, pensó ella, tan contenta, de repente. Es sencillo esto de acabar con el cacao mental que tengo de tanto pensar y pensar en cosas, en el día de hoy.

Y así, finalmente, vamos a lo que vamos: a que los placeres de la vida son necesarios, motivadores, saludables, deseados, ricos, sabrosos ¡Y encima están a disposición! ¡No los inventó el hombre ni mucho menos! Ni tampoco se pueden considerar pecaminosos cuando incluso permiten la subsistencia.

Hay que considerar el buen comer como parte de una buena vida es esencial. Y el orden se siente en la mente y se percibe en los procesos que siguen infinidad de cosas en el mundo: incluyendo la preparación de los platos misma, que sigue sus instrucciones y sus pasos. Así que, poco a poco y con buen letra

Sin duda: ¡Más vale un buen tazón de cacao que un cacao mental de miedo!