Pollos Al Gusto

Me harté de comer pollo frito la temporada que pasé en Kentucky (fried chicken), en los años 70. Por el contrario, el pollo era una fiesta para mí y mi familia en los años 50 (siempre del milenio pasado). En Navidad comíamos pollo; un lujo

En el cine, el pollo también tiene su papel como función dramática o juego narrativo. Un cineasta tan exquisito, gourmet él, que hacía servir comida a domicilio del Club 21 ("La ventana indiscreta"), realizó dos films donde el pollo tiene un importante protagonismo.



En "Atrapa un ladrón", aun estando en la Costa Azul, en un lujoso hotel, con buenos restaurantes franceses, la millonaria rubia y decidida a la que da imagen un exquisita Grace Kelly seducirá al presunto ladrón, no menos seductor y elegante, interpretado por Cary Grant, con una especie de picnic a base de pollo frito dentro de un automóvil descapotable

En "Encadenados" hay un secuencia que comienza siendo seductora, con un largo y famoso (en la Historia del Cine) besuqueo entre el personaje de Ingrid Bergman y el de Cary Grant, que lleva a la mujer a proponerle al hombre no salir a cenar. "Nos quedamos", le dice. A lo que él, ya que los hombre no nos perdemos, ay, ni una comida, puntualiza: "Tenemos que comer". Y ella, aunque no le gusta cocinar, propone preparar un pollo asado que tiene en la nevera. Él tiene que salir por asuntos laborales, siempre la misma excusa, pero promete volver con una botella de vino. No resulta tan fácil; compra la botella, sí, de champán, pero vuelve con la mala noticia de que la mujer tiene que intervenir en un asunto de espionaje en el que ha de seducir a otro hombre. Vuelve con la mujer... sin la botella, olvidada. Mientras, ella tiene problemas para trinchar el pollo, aunque alegremente comenta que espera que no esté demasiado duro. Las noticias, enfadosas, del hombre, hacen que la cena se eche a perder. El pollo se ha enfriado. Igual que el amor entre ambos. Enfriado, echado a perder.


Para el Woody Allen de "Edipus Wrecke", es decisivo un pollo, que la pitonisa a la que visita como último recurso en la búsqueda de la madre, prepara para que él se enamore de la peculiar maga. Tras una cena, pollo al horno, la maternal chica le hace llevarse un muslo -del pollo, no de ella- envuelto en papel de plata. Cuando el abogado, ese Edipo naufragado, llega a casa y desenvuelve el muslo, la mirada con que lo mira es toda un declaración sentimental dirigida a la mujer que se lo ha ofrecido. Como consecuencia, el matrimonio y el retorno de la madre. En cierto modo, dos madres que lo van a engordar a base de pollo frito.

Es difícil saber qué sabor puede tener el pollo en una ciudad como New York; no es uno de los platos del día. En "Matrix" película definitoria del final de los 90, hay una contundente reflexión sobre el sabor a pollo. Un personaje comenta: Piensa en el pollo, por ejemplo. Quizás no supieran a qué sabía y por eso hay tantas cosas que saben a pollo.



Si en los hitchcocks citados el pollo tiene relación con la seducción amorosa, y en el "Edipo..." de Woody Allen con lo maternal y sentimental, más que con el sabor que pueda tener o el gusto que pueda dar (volvemos a la reflexión de "Matrix"), en "Ahí está el detalle", película en verdad genial de Cantinflas, el pollo está en el centro de la aventura del personaje y de su elección del objeto de deseo. Todo empieza con un pollo que va a comerse el siempre hambriento personaje. Un manjar que le prepara cada noche su novia, sirvienta de la casa señorial donde transcurre la acción. Pero en esta ocasión se ha producido un lío conyugal entre los señores, y la novia pide a Cantinflas que lo resuelva... antes de cenar. Como una comedia que es, hay toda una serie de conflictos, malentendidos y peripecias hasta la solución final y el final feliz.


En la cocina, Cantinflas pide amorosamente a su novia que cierre los ojos. Ella espera... un beso. Él... coge el pollo y se lo lleva para degustarlo a gusto