Con el café, como con casi todo, la clave está en la cantidad. Los beneficios de algunas de sus sustancias, por ejemplo, en el rendimiento cognitivo y la capacidad de atención se convierten en efectos adversos cuando nos pasamos con la dosis.
Y aunque cada organismo tiene el límite en un punto, ya que el ritmo de metabolización no es igual en todos los individuos, hay unos estándares en cuanto a lo que se pueden considerar dosis adecuadas de cafeína: menos de 200 mg (uno o dos tazas) se considera una dosis baja; entre 200 y 400 mg (entre dos y cuatro tazas) se considera una dosis moderada; y más de 400 mg (más de cuatro tazas), una dosis elevada.
PROS
Beneficios sobre el rendimiento cognitivo, agudeza en la atención y en el nivel de alerta. Si nos pasamos de la dosis adecuada esto se puede convertir en nerviosismo, temblores y taquicardia. Es el peligro de la cafeína, una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo. Reducción del riesgo de padecer diabetes tipo 2 (según un estudio del Centro de Información Café y Salud, CICAS). Reducción de la fibrosis hepática, un beneficios que las investigaciones asocian con el consumo de cafeína superior a los 123 mg diarios. Reducción del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de próstata, el de endometrio, el gástrico -especialmente en el caso de mujeres- y el cáncer de colón.