Atocha 107, el exclusivo restaurante situado en la dirección que lleva su nombre, es la joya culinaria del chef Joaquín Felipe. Este espacio no solo destaca por su alta cocina, sino también por la reciente inauguración de su jardín oculto, un oasis en el corazón de la ciudad.
Además de su refinado menú, el restaurante ofrece una cuidada selección de vinos y cócteles que complementan perfectamente cada plato. La atmósfera del lugar, combinada con su impecable servicio, convierte cada visita en una experiencia gastronómica memorable. Atocha 107 se ha convertido en un punto de encuentro esencial para los amantes de la buena mesa y aquellos que buscan un ambiente distinguido y relajante.
Tradición e Innovación en la Cocina de Joaquín Felipe, perteneciente a esa quinta de cocineros que, desde los 90, han impulsado la gastronomía española, enfocándose en la madrileña en particular. En Atocha 107, su apuesta personal, reinterpreta muchas de las recetas tradicionales como las alubias de Tolosa o el solomillo Chateaubriand. Pero su devoción por el producto le lleva también a incorporar platos «desnudos» como las gambas alistadas o los carabineros en sartén, el pastrami artesano o el pollo campero asado.
Arquitectura y Ambiente
El edificio no solo es famoso por su restaurante, sino también porque acoge al hotel Trapestry Collection by Hilton, conocido por su elegancia y servicio de primera. La combinación de hospitalidad de lujo, una oferta gastronómica excepcional y un ambiente diseñado para el relax, hacen de Atocha 107 una parada obligatoria para aquellos que buscan disfrutar de Madrid desde una perspectiva diferente.
Espacio Íntimo y Exclusivo A salvo de miradas, ruido y polución, este coqueto espacio en Atocha 107 aguarda al visitante para brindarle una experiencia gastronómica íntima. En sus mesas bajas, se puede disfrutar de la oferta de cocina del restaurante, una cocina non stop rica en técnicas e ingredientes, ajena a las modas pasajeras.
Todo esto y mucho más se puede degustar en el jardín oculto de Atocha 107, sin olvidar que las mesas altas están destinadas a encuentros de corte informal, en los que simplemente tomar una bebida, desayuno, café o picoteo. Este lugar no solo es un punto de encuentro para quienes buscan deleitarse con la alta cocina, sino también para aquellos que desean disfrutar de momentos de relajación en un ambiente único y acogedor.
La armonía entre el ambiente sereno y la calidad de los alimentos convierte a Atocha 107 en una parada obligatoria para cualquier aficionado al buen comer. La meticulosa selección de ingredientes y el respeto por las recetas tradicionales, mezclado con una pizca de innovación, garantizan una experiencia culinaria que sobrepasa las expectativas de los paladares más exigentes.