Relatos Sabrosos, una Visión Muy Particular de la Historia Gastronómica (Cap.20)

El empresario Edmundo Alfaro me citó a un almuerzo en su domicilio, final de la calle Ferraz de Madrid para, junto con sus socios, hablarme de un gran proyecto en Benalmádena. Se trataba de comercializar un número importante de apartamentos y locales comerciales en el Puerto Deportivo, Puerto Príncipe, que junto con las instalaciones marítimas, iban a representar una gran oferta turística de la Costa del Sol. Era a finales de los años 70.

  Estaba decidido a apostar fuerte. Tres eran los proyectos para ponerlo en marcha: una representación de ópera, una gran fiesta de presentación del proyecto y la celebración, en 1980, de la elección de Miss España.

  Para la ópera se levantó una gran carpa. Se iba a representar Rigoletto. Y la cabecera del reparto fue de un gran nivel. El barítono Sergio de Salas, que aparte de su muy  buena trayectoria profesional, se había hecho muy popular al ganar el concurso televisivo “La Gran Ocasión” en 1974. Y el bajo Julio Catania, uno de los grandes,  que iba a representar el papel de Perón en Evita con Paloma San Basilio y Patxi Andión a finales de año en el Teatro Monumental de Madrid.

  La elección de Miss España se desarrolló de una manera brillante. Resultó coronada Paquita Ondiviela, representante de Las Palmas de Gran Canaria, 18 años, modelo. Posteriormente, bajo los nombres artísticos de Frances Ondiviela y Pat Ondiviela,  ha tenido una trayectoria destacada  en el mundo del espectáculo. En 1982 debutó en el cine en la película Jugando con la muerte (José Antonio de la Loma). En 1983 es azafata en el programa de televisión  Un,dos,tres ….responda otra vez. A mitad de esa década se traslada a México, donde se ha asentado y nacionalizado, manteniendo  una muy buena carrera, especialmente en las telenovelas.

    El programa oficial de la elección se enriqueció con un viaje a Melilla. Con dos actos oficiales: visita al Ayuntamiento y a las tropas del Ejército. En éste último las concursantes estuvieron especialmente cooperadoras, fotos con los militares….

  Se celebró un almuerzo del cual mantengo en mi memoria gustativa un excelente arroz que degustamos, y que me  sorprendió muy gratamente.

  Al volver a la habitación del hotel,  que compartía con un colega, empecé a escuchar ruidos un tanto extraños. Mi colega puso cara de póker. De repente se abrió la puerta del armario y salió del mismo una de las  concursantes. Dado que las mismas tenían unas condiciones de comportamiento muy estrictas, y para no perjudicarla, mantuve el  silencio.

  La intención del señor Alfaro era promocionar Puerto Príncipe como una alternativa importante a Puerto Banús. Y como eje central organizó una fiesta de presentación del proyecto que incluía una gala artística. Y contrató a María Jiménez.

  Sabedor de mi relación con ella y su marido, Pepe Sancho, por mi actividad como periodista, me pidió que les trasladase que la cantante se limitase a actuar, sin improvisar ningún parlamento. Y me rogó que presenciase la actuación a su lado.

  Todo transcurría muy bien. Después del tercer o cuarto tema, María cogió el micrófono con ánimo de hablar. El empresario me miró, yo le miré, y apuré de un trago la copa de cava que tenía en la mano. ¡Y ocurrió! 

  Sus primeras palabras fueron:  “Quiero agradecer a Puerto Banús que nos haya invitado para actuar esta noche”.

  El señor Alfaro se inclinó hacia mí y me susurró, pero con tono muy firme: ¡Diles que no les pago!. Salí a buscar al actor y lo encontré en la penumbra. Le transmití el mensaje. ¡Vaya si nos va a pagar!, contestó. Hizo un movimiento y un brillo de faca surcó la noche malagueña.

  Me deslicé entre las sombras cantando en voz queda Ojos Verdes : “ Ojos verdes, verdes con brillo de faca, que están clavaitos en mi corazón”.

  En todos los años posteriores que tuve relación con él, y fueron muchos, jamás le pregunté si cobraron.

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En la Gala de Miss España se brindó con producto nacional: cava

Textos e imágenes D. José Luis Jiménez