Relatos Sabrosos, una Visión Muy Particular de la Historia Gastronómica (Cap.18)

 La temporada 1980 fue absolutamente extraordinaria para el tenista sueco Bjön Borg

  Número uno del mundo. Segundo título en la Súper Serie de Las Vegas y tercer título en Montecarlo.  Hace historia al conquistar su quinto Roland Garros (cuarto consecutivo) seguido de su quinto Wimbledon consecutivo. La final fue contra un ascendente McEnroe y es, al día de hoy, considerada para muchos como el mejor partido de la historia del tenis. El “hombre de hielo” conquistó el quinto set por 8-6.

  El 24 de julio se casó, en Bucarest, con la tenista rumana Mariana Simionescu. Fue por el rito ortodoxo, que profesaba la tenista, quien lució un traje de novia diseñado por Guy Laroche.

  Por Marbella comenzó el rumor de que el tenista pasaría allí su luna de miel. Nada extraño por su relación con Puente Romano, cuyo Club de Tenis dirigía desde el año anterior. Pero lo de que iba a celebrar su fiesta nupcial levantó un enorme interés informativo.

  Los rumores se confirmaron. Sería en la discoteca Regine´s que se había abierto un año antes de la mano de la conocida internacionalmente Regine. A la que Françoise Sagan definió como: “ Egocéntrica, inmensamente feroz. Tiene supersticiones terribles. Cree solamente en su magia personal”. Y en el dinero, añado yo

  Marcado el día, me presenté. Mi gran sorpresa fue encontrarme a un gran número de colegas ocupando las escaleras de acceso al jardín, cuya puerta de acceso estaba cerrada. José Manuel Otero, uno de los grandes referentes informativos, me informó: “No permiten entrar por tratarse de una fiesta privada (La francesa no conocía las “normas” que regían las relaciones en la zona). Pero la realidad es que ha vendido la exclusiva a una agencia francesa. (Se habló de ocho millones de pesetas).  ¿Vamos a permitirlo?”

  Se trazó el “plan de acción”. Otero se colocó al lado de la puerta. Me situé en lo alto de las escaleras. Recordé que era el 30 aniversario del estreno de “Agustina de Aragón” (Juan de Orduña). Entre dientes canté aquello de “La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, que quiere ser capitana de la tropa aragonesa”. Pegué un fuerte empellón., los colegas se precipitaron escaleras abajo. La puerta se abrió de golpe, ayudada por Otero claro.

  Entré trastabillando. Unas manos caritativas me sujetaron antes de llevarme por delante, quedé a cinco centímetros, una estructura metálica. Era la que sostenía la tarta de la fiesta.

  La cara de los invitados era de gran sorpresa. Los periodistas españoles eran perseguidos por miembros del personal, algunos era fotógrafos de la  agencia francesa.

  El tenista sueco disfrutó a lo grande. Bailó con Regine y Alfonso de Hohenloe formando un trío. Acompañó con palmas y una guitarra a un grupo flamenco…

  Le había conocido el año anterior, me lo presentó Manolo Santana, que organizó el “I Torneo de Tenis Costa del Sol “, en el que participaron, entre otros, el astro sueco, Gerulaitis, Nastase y el propio tenista madrileño, que ya tenía 41 años, y cumplió un deseo al poder enfrentarse al ídolo sueco. Tuve el enorme privilegio de ser el Director de Comunicación del citado torneo, que se celebró en la Plaza de Toros marbellí.

  La relación entre los dos era grande, y lo siguió siendo a lo largo de los años. Björg estuvo presente en el homenaje de recuerdo que se ofreció a Santana en la segunda sesión de la final de la Copa Davis celebrada en Málaga el 2022.

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Textos e imágenes del archivo personal de José Luis Jiménez