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Quién Dice Que Hacer Arte No Alimenta ( I )


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Iñigo Sarriugarte



La comida no es una acción vil
Y todos los hombres deberían tener pan
La madre y los dos hijos comen y hablan
Y cantos de alegría acompañan la comida
Los alegres ruidos de cubiertos y platos
Y el claro sonido de los vasos...
(?La Comida? de Guillaume Apollinaire)


El objetivo de este artículo es mostrar un menú artístico basado en diferentes alimentos y productos que sirven como material de trabajo para una serie de propuestas plásticas que, posiblemente, sorprenderán al lector por su audacia y consistencia experimental, pero antes de comenzar con esta comilona creativa, daremos unas breves referencias históricas en torno a la relación comida-arte.

Leonardo da Vinci fue también conocido por su pasión culinaria, de hecho, se embarcó en la elaboración de comidas y la creación de nuevos recetarios, en especial la repostería. Este polifacético creador servía comidas cuando se encontraba en el taller del escultor Verrochio para ganarse la vida. Igualmente, debemos recordar que su padre era pastelero y que le dejaba modelar con el mazapán. Muchas de las maquetas que realizaba se hacían con este mismo ingrediente. Curiosamente, en cierta ocasión presenta a sus mecenas Lorenzo de Medicis y Ludovico el Moro sus proyectos en mazapán, diseños que acabaran en la boca de los invitados de los mecenas como parte del festín. En Milán, al ser nombrado consejero de fortificaciones y maestro de festejos y banquetes de corte de los Sforza, realiza diseños alimenticios de gran originalidad, como la cara de Ludovico tallada en una remolacha. Recogió un gran número de recetas culinarias en monasterios y tabernas e impulsó el consumo de los ?spago mangiabile?, es decir, los spaguettis, ya que la gente los usaba más como adorno que como alimento, una vez traídos de China por Marco Polo. Por último, debemos recordar que fue el inventor del tenedor.

Alberto Durero, en su ambicioso ?Tratado de Pintura? (alrededor de 1512), intenta resaltar la idea de la pintura como un arte liberal, la insistencia en la fama, los beneficios y satisfacciones que procura el arte, así como diversas propuestas educativas para los pintores. En la segunda parte de la introducción, presenta una serie de normas y conductas que debían ser aplicadas por el aprendiz, con el fin de conseguir el adecuado estado anímico y espiritual para el trabajo con la pintura. Entre estos requisitos, se confirma la moderación en la alimentación, bebida y sueño. (1)

Dentro de los manifiestos vanguardistas, debemos destacar especialmente el Manifiesto de la Cocina Futurista, escrito por Marinetti en 1932, donde se plantea una exaltación de los sentidos en relación con la comida. En su afán de ruptura con todo lo que oliera a convencional, arremetieron contra la pasta (pastasciutta), emblema alimenticio de la tradición culinaria italiana, es decir, para éstos este alimento no era más que un símbolo de la constancia del pasado en este país. Incluso veían su consumo como un desinterés por la propia modernidad y el futuro. La pasta fue uno de los puntos de mira y ataque de estos subversivos vanguardistas, denominando a este alimento ?esa religión absurda italiana? y proponiendo al pueblo su eliminación y aniquilación total. Se proponen recetas que antes que alimentos ofrecen nutrición y, sobre todo, experiencias novedosas para el paladar. Se aboga por una nueva cocina basada en grasas sintéticas, vitaminas y píldoras de compuestos albuminosos, un ejemplo de esto sería la receta futurista "Solución de Alaska a los rayos del Sol, con salsa de Marte". (2)

Por otra parte, tampoco nos podemos olvidar del Manifiesto Dadaísta de Berlín en 1919, donde se presentan toda una serie propuestas que relanzan el espíritu más vanguardista. Entre éstas, se propone en su primer punto ?la comida pública diaria de todos los creadores e intelectuales en la plaza de Postdam de Berlín?. (3)



El menú que vamos a proponer a nuestros lectores se basa en una exquisita combinación de verduras, mejillones y huevos acompañados con un toque de ?haute cuisine? mediante el caviar y, por supuesto, acompañado en todo momento de diferentes tipos de pan (imprescindible en toda buena mesa). Para finalizar este convite artístico de recetas internacionales, degustaremos todo tipo de dulces, chocolate y miel.

Bon Appétit, señores.

Empezaremos aderezando este artículo con unos entrantes a base de mejillones y huevos. En este sentido, el artista-poeta belga Marcel Broodthaers ha trabajado con mejillones y cáscaras de huevos, por ejemplo, en ?Cacerola con mejillones cerrados? de 1964 y en ?Jaula con huevos? de 1965. El huevo es empleado de una manera simbólica en clara referencia a la idea de contenedor y origen de vida. En la segunda propuesta, se aboga por una doble liberación, tanto respecto a la jaula, como a la propia cáscara del huevo. (4) El objetivo de Broodthaers era trabajar con el molde, es decir, con las conchas de los mejillones y la cáscaras de huevo. En ?Moules?, al igual que en otras obras, cuece los mejillones para enseñarlos en un ejercicio de acumulación. Este molusco representa por antonomasia los gustos culinarios de los belgas.
Broodthaers reitera numerosos conceptos de vacío y ausencia con sus recurrentes mejillones y cáscaras de huevo. En definitiva, se articula un entramado de referencias y operaciones culturales de carácter bastante complejo, aludiendo a la naturaleza y la función del arte en relación con el propio sujeto y ciertos tratamientos de índole subjetivo.
La utilización de las cáscaras de huevo y los mejillones en diferentes contextos objetuales, como cestas y zapatos, más que referenciar las virtudes de los componentes y sentidos afrodisíacos y de fertilidad recaban en procesos simbólicos con un carácter marcadamente personal. Realmente, se puede extraer un amplio número de asociaciones significativas de cada una de estas piezas. En este sentido, los significados suelen derivar del nombre, de la acumulación de los objetos, de sus partes, del lugar donde han sido colocados y mostrados y de las condiciones que los regulan. El arte para este artista belga es una metáfora, una metonimia y sobre todo una sinécdoque (la parte de un todo), es decir, una cáscara de huevo pertenece a un huevo, éste a la comida, ésta a los elementos vivos, etc.

Tras los entrantes, pasaremos al primer plato, tomando unas verduras, para ello debemos adentrarnos en el mundo del arte povera, ya que en su afán de trabajar con materiales orgánicos y en proceso de transformación, emplearon las verduras y las hortalizas, por ejemplo, Giovanni Anselmo en ?Sin título?, de 1968, analiza el proceso físico de la lechuga. A un bloque de granito le une otro bloque del mismo material mediante un cable de bronce. Entre los dos bloques se pone una lechuga. Al pasar varios días, la lechuga comienza a marchitarse y secarse, entonces el cable comienza a relajar su tensión inicial y el bloque de granito de menor volumen empieza a caerse. Para mantener el estado original de la escultura, se debe quitar la lechuga y reponer una nueva. Giuseppe Penone, dentro de esta misma línea del entramado povera, ha trabajado con verduras y componentes relacionados con la comida, por ejemplo, en una de sus últimas instalaciones, titulada ?Respirare l?ombra?, de 1999, muestra una pared recubierta con red metálica y hojas de laurel, ofreciendo sabor y olor al espectador.
De un gusto más refinado es la obra ?Sin título?, de 1991, del pintor alemán Georg Herold, al emplear el caviar junto a diversas lacas sobre el lienzo, en lo que sería una trasgresión a la política cultural y social. La selección de sus materiales responde a una provocación dirigida a las clases altas, tal y como se puede observar en este cuadro al emplear el caviar.

Los restos de comidas han sido empleados por Daniel Spoerri en ?Kichka?s Breakfast?, de 1960. Sus trabajos se componen de restos de banquetes que el propio artista organizaba ocasionalmente enviando invitaciones oficiales. Estas sobras eran expuestas en platos y cuencos fijados sobre una base colgada en la pared. De igual manera, las acciones de Gordon Matta Clark fueron conocidas por su relación directa con la comida. Junto a otros artistas, montan su propio restaurante en el Soho de Nueva York, a principios de los años 70. Un proyecto que trasciende lo puramente comercial y se instala en el mundo del happening, donde cada acto y acción es parte de un todo artístico. En sus acciones, se interesaban por el tratamiento de diversos desperdicios alimenticios, el inventario y la preparación de menús y la propia elaboración de la comida. Se trata de propuestas muy cercanas a las que ha realizado últimamente el artista argentino de origen tailandés Rirkrit Tiravanija. Este creador trabaja en torno a la interacción social, mediante la ruptura simbólica de fronteras, especialmente la existente entre el mundo del arte y el público y para ello se sirve de la estrategia de la cocina Thai. Los encuentros se sitúan en lugares artísticos (museos, galerías), convirtiéndose en centros de encuentro y comunicación, donde el artista decide cocinar para todos los presentes con el fin de generar una nueva ambientación social.


CITAS
1-Véase ?Fuentes y documentos para la Historia del Arte. Renacimiento en Europa?. Volumen IV. Edición a cargo de Joaquim Garriga. Gustavo Gili. Barcelona, 1983, pág. 478.

2-Para más información, véase el texto ?In cucina con i futuristi? de Lidia Pavan en http://www.repubblicaletteraria.net/Futurismo_cucina.htm y el texto ?Descanso V? de ?Diez descansos de cocina? de Alfonso Reyes en http://lectura.ilce.edu.mx 3000/sites/fondo2000/vol1/diez-descansos/10.htm

3-Véase ?Manifiesto Dadaísta de Berlín? en ?Escritos de arte de vanguardia 1900-1945?. Calvo Serraller, F.; Marchán Fiz, S.; González García, A. Ediciones Turner. Fundación F. Orbegozo. Madrid. 1979, pág. 191.

4-Igualmente, Piero Manzoni ha empleado el huevo en ?Uovo con impronta?, de 1960, situando un huevo con una huella en una caja de madera. Joseph Beuys ha empleado ocasionalmente este material, junto a otros objetos, tal y como aparece en la instalación del Hessischen Landesmuseum en Darmstadt, de 1990 (Sala número 5, vitrina 1). Debemos destacar a la escultora vasca Juncal Ballestín en "1 kg de blanco", de 1988, una propuesta cercana al concepto de la "acumulación", donde amontona objetos en una caja de frigorífico, caso de una chaqueta, calcetines, zapatos, un plato, una manzana, un molde, dos huevos y una servilleta. Estos son alterados físicamente mediante la pintura, de hecho, se emplea un 1 kg de pintura blanca para eliminar las características de cada elemento, simplemente parte de un calcetín quedará sin colorearse, por la falta de pintura. Igualmente, en su propuesta de carácter surrealista ?A Meret?, de 1996, ubica un par de huevos como tacones de dos zapatos de mujer, intentando protagonizar una serie de asociaciones simbólicas.

huevo caviar

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