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Oriente Express


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Juan Echanove



Un gran amigo mío sostiene la teoría (algo arriesgada, pero interesante en todo caso) de que desde la segunda guerra mundial, la gastronomía oriental, y en especial la Japonesa, nos ha hecho creer que la manera de comer convencional en aquellas tierras consiste en atrapar delicadamente entre los dedos de la mano dos palillos romos y sin arista alguna, con los cuales? allá te las compongas para poder llevarte a la boca alimentos frágiles y escurridizos tales como pescado, arroz?.(qué le manda huevos ), o incluso sopa (que ya es crueldad).Y que mientras nosotros nos desesperamos para completar este ritual, ellos, en sus casas comen lo mismo, pero con unos estupendos cubiertos occidentales de los que no se les llega a escapar ni un solo granito de arroz, y descojonados de risa por nuestro estúpido afán de ser más papistas que el Papa. Y qué decirles de tener que comer en cuclillas sentados en unas sillitas sin patas o inclusive en el puritito suelo?..y descalzos, o peor todavía, calzados con unos patuquitos de línea aérea de segunda. Y es que esto de descalzarse es harto delicado. Yo estoy bastante seguro de mi higiene, pero no podría poner la mano en el fuego por las personas a quien no conozco y con las que me veo obligado a compartir tatami. ¿Y qué pasa si tienes que ir al servicio?.y te señalan con enormes sonrisas unas zapatillas de andar por casa del año 2 antes de Mao?invitándote a calzarlas??..¿Y los hongos (que no edulis)?? ¿Y el pie de atleta?.

Muchos de ustedes seguramente pensarán que soy en exceso escrupuloso. Yo les aseguro que no. Y también les aseguro que no comparto las teorías de mi amigo. Pero sí que creo que a los españoles nos gusta una rareza más que a un tonto una tiza, y que muchas veces estamos dispuestos a pagar por el minimalismo cantidades astronómicas sólo por el hecho de que nos llegue de allende los mares.

Y a mí no me parece mal gastar en comer lo que fuera menester?.pero disfrazarse de chino, sufrir gangrena , o en el mejor de los casos falta de riego en las extremidades inferiores?me parece una pasada. Y por mucho que intente quitar de mi mente la imagen de la familia de mi cocinero japonés favorito comiéndose un cocido de garbanzos con cuchara, cuchillo y tenedor, escuchando el último disco de Chayanne, y viendo en la tele a Mariñas y Karmele desollar vivo a Antonio David (Benemérito personaje) y comprando en teletienda?con lágimas en las comisuras de los ojos el último modelo de cubertería Lo Mónaco?. yo les juro que no puedo evitarlo? Y uno mientras tanto intentando "operar" un arroz Cantonés con una "precisión Barnard".

Yo creo que la culpa de todo esto la tiene "Viajes Halcón", que me perdonen pero creo que es así. Y la policía de los aeropuertos ?que tendría que registrar a todos los turistas que vuelven de sus vacaciones orientales y despojarles de los palillos?esos instrumentos infernales que elevan el sistema nervioso del ser humano a la categoría de Caos absoluto.

¡Cuántas separaciones de parejas se habrán comenzado a fraguar con la frase :?Cariño hoy tenemos sushi?.palillos en ristre !.

Yo les aseguro a todos ustedes que independientemente de esta diatriba adoro la cocina oriental?.Es más me gusta cocinarla. Y si me apuran hasta me pone cachondo. Es una cocina muy cercana a la seducción. Me encanta contemplar a la mujer que quiero comiendo pescado crudo?.me pone ?..que sí ?que me pone, pero con cubiertos, o con los dedos. Y chuparse los dedos, o que te los chupen, que eso ya debe de ser la repanocha. Y si la tradición dice que así son las cosas en oriente, también dice la tradición que en esas tierras la mujer no pinta un huevo?vamos que por no pintar, a veces cuando nacen, hasta las matan. Y no pueden mirar a la cara directamente al macho, por que es él quien manda. Y la sumisión es la religión imperante. Y no sigo por los caminos del honor y de Mishima por no aguarles las fiestas.

¡Viva el mestizaje?que es lo bueno!?Y el intercambio de costumbres, y la fusión..!. Ahí está la riqueza de la vida.

Que me perdonen los amigos del imperio del Sol Naciente este pequeño cachondeo. Yo les juro que al menos cinco o seis veces al mes, me deleito con el hígado de rape o con el sushi de huevas de salmón y yema de huevo de codorniz, o con el calamar macerado en sus propias vísceras?.o el pato lacado, o las empanadillas gio-za y tantas otras exquisiteces.

Es más ,si quieren les doy otro dato?

Yo desde hace un año duermo en un futón, por que una amiga íntima, cierto desgraciado día, me convenció (en aquella situación que ahora no les relato, pero que no descarto hacerlo en otra entrega?me hubiera podido convencer hasta de lo beneficioso de la globalización mundial?!que ya es convencer!)?.pues bien me convenció de que lo guay era dormir y amar en un futón. Yo, que me dejo comer el coco?y lo que no es el coco con bastante facilidad, le hice caso y jubilé mi multielastic de muelles ?compañero de tantas batallas memorables?,y compré una cama completa japonesa ?tatamis ?.futón?almohadas. Traicioné a mi colchón, sí, lo hice?y me arrepiento. Me duele en el alma?..y en la espalda que desde entonces me duele que no quiero ni contarles.

Y es que todas las modas pasan ? .Y aquella veleidad oriental ha pasado?se ha esfumado ?.. como el amor de mi amiga .

Al menos cuando me acuesto me acuerdo de ella?y de su familia, que por cierto era de Salamanca, que no está cerca de Osaka ?precisamente.



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