Marsala, Historia, Vinos Y Dulces

Una de nuestras escalas fue la ciudad de Marsala. Reconozco que la principal motivación para ir allí era poder visitar las bodegas de ese exquisito vino licoroso que lleva su nombre y que se disfruta tanto en copa como en algunos platillos a los que da un sabor especial. El seco es un poco almendrado, perfecto para aperitivo, mientras el dulce va muy bien con los postres  y hace buena pareja con los dulces sicilianos, como la cassata y los cannoli. Pero en Marsala también producen vinos de mesa fantásticos y otro licoroso suculento, el Passito.

Marsala fue una sorpresa muy agradable, pues además de las bodegas, es una ciudad atractiva y las vistas del mar siciliano desde nuestro hotel eran espectaculares. Acertamos hospedándonos en el hotel Baglio Oneto, un remanso de tranquilidad y belleza. Nuestra habitación era muy bonita y cómoda y el personal del hotel atentísimo. El buffet del desayuno amplísimo y sabroso. Allí cenamos de película dos noches seguidas, pues nos gustó tanto que decidimos volver al día siguiente. Con la cena degustamos los diferentes vinos que produce la bodega Baglio Oneto, 9 etiquetas entre blancos, tintos, Passito y Marsala D.O.C. El hotel está fuera del centro de la ciudad por lo que es conveniente tener un automóvil. www.bagliooneto.it

Durante el día visitamos muchos puntos de interés turístico en la zona, zonas arqueológicas y las salinas, e hicimos una visita a Erice, citada por Virgilio en la Eneida. Situada a 750m de altura, hay que subir por funicular para admirar sus calles empinadas y sus bellos edificios medievales.

Uno de los atractivos principales es la confitería de María Grammatico, fundada después de la segunda guerra mundial. Al quedarse huérfana de padre a los 11 años, María fue enviada a un convento donde estuvo 15 años. Allí aprendió el arte de la pastelería conventual, utilizando polvo de almendras para hacer mazapanes. Al salir tuvo la idea de empezar un negocio, y fue en un laboratorio pequeñito de un negocio pequeñito, ayudada por su madre y sus hermanos, donde María experimentaba, inventaba y creaba.  Así se hizo de un nombre en el mundo de la pasticceria, y hoy es conocida mundialmente. Entre el gran surtido que ofrece, saboreamos sus “frutas martoranas”, un dulce típico siciliano parecido al mazapán pero más dulce y sabroso, al que se le da aspecto de fruta, los cannoli,  y la cassata, todo suculento. Hasta hoy, los hermanos siguen trabajando juntos haciendo el deleite de los visitantes a Erice.

Por las tardes visitamos varias bodegas y probamos vinos extraordinarios, que reseñaré en el próximo capítulo.