Pedralbes es uno de los barrios que se encuentran en la zona alta de Barcelona (considérese que esta ciudad se expande entre el mar, en la parte baja, y la montaña en la alta), en las faldas del Tibidabo. Tiene, digámoslo para caracterizar el barrio, de las pocas casas con jardín y piscina que hay en la ciudad, de una hermosura directamente proporcional a la cantidad de dinero que se paga de alquiler o compra por ellas. También alberga un monasterio precioso del siglo XIV (comenzó a construirlo la reina Elisenda de Montcada en 1326) que durante muchos años estuvo habitado por las monjas Clarisas, de la orden religiosa fundada por san Francisco de Asís unos años antes. Aunque suenen las campanas del monasterio, lo cierto es que no las hacen sonar las monjas que en él habitan, que son pocas, sino que, al parecer, utilizan un sistema informatizado, que es un puro reflejo de modernidad, poco aparente a la vista. El lugar recibe las visitas de diversos ciudadanos porque desde hace un tiempo, algunas salas de su interior se prestan para dar lugar a una exposición de cuadros de Thyssen Bornemisza muy antiguos. A dos pasos del monasterio, en una plaza que preside un Kiosco y en la que se cogen los autobuses 22 y 64, que acercan al pasajero al resto de la ciudad, se encuentra el restaurante Mató de Pedralbes. Tiene un ambiente familiar y ofrece comidas típicas catalanas, por lo que en su mesa no falta el pan con tomate, ajo y aceite. El mató, que da nombre al local, es un postre que se elabora siguiendo una receta de las vecinas monjas, que antaño eran grandes cocineras.
Según cómo se mire, (porque nunca se sabe...) pocos conocen el secreto de su elaboración y de poseer tal información culinaria se enorgullecen los cocineros del restaurante. Pero para no negarle la iluminación del conocimiento a la ignorante que preguntó por él con interés, ofrecieron una pista, que en realidad es definitiva: consiste en utilizar leche de almendra en lugar de leche de vaca y por lo demás seguir el proceso de elaboración normal de las natillas (es decir, mezclar yemas de huevo con la leche y Maizena).
En fin, Pedralbes aguarda la visita de los ciudadanos. El Mató de Pedralbes y el monasterio, compartiendo un espacio común, esperan en silencio que alguien se acerque hasta él a probar las natillas elaboradas con la receta de las monjas/cocineras Clarisas o simplemente a preguntar cómo se hacen, respuesta que puede hallarse entre los muros del restaurante, si se quiere.
Un poco más abajo, en la calle que lleva por nombre Manuel Girona, se haya un restaurante llamado Paradis que para información de los comensales que gusten, tiene bufete. Qué bien, se dicen los amantes de este tipo de oferta, podré comer hasta que me harte, ensaladas, carnes, pescados... ahora bien... no olviden que en cierta película titulada algo así como la Grand Buffe (y pido disculpas por el francés) un personaje explota como consecuencia de la masiva ingestión de alimentos. Más prudente podría ser ir a comer a un restaurante a la carta, en el que los tres platos que se toman habitualmente, de raciones comedidas, no lleven al comensal al estallido final. Y en fin, también cabe considerar los riesgos del traslado de comida desde su lugar de origen a la mesa en situaciones de estrés, lo que puede llevar a una gamba al suelo o cosas parecidas. En la misma calle Manuel Girona se pueden encontrar restaurantes que se ajusten al deseo de tranquilidad de los comensales, entre ellos A la menta, donde el cliente espera en la mesa que llegue la comida a él y no a la inversa, evitando ese trance del bufete.
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr