Esta nota es tan sólo un muy breve extracto que publicamos aquí gracias a la colaboración de Doña Liliane Mª Dahlmann, Presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia, de algunos interesantísimos documentos descriptivos de la evolución de algunas almadrabas entre los siglos XIII y XIX. Su lectura nos ha hecho entender mejor de dónde viene la almadraba y por qué es importante conocerla y comprenderla.
?Para los hijos de los duques, la almadraba era una fiesta y al mismo tiempo una escuela. En la playa aprendían a tirar de cuerda con los ventureros y a tratarlos, a remar en los boliches [?] Recogidas redes y lanchas, los Guzmanes regresaban a Sanlúcar, sabiendo que cuando tocase heredar al sucesor, sabría lo que tenía que saber, en torno a las costumbres y la pesca de atunes, sin ser conscientes de haberlo aprendido. [?]Al aportar las pesquerías dinero fresco en metálico, las deudas menores, acumuladas a lo largo del año, se pagaban en la pesquería. La costumbre dio a la empresa reputación de gallina de los huevos de oro, al servicio de los Guzmanes
[?] En la segunda mitad del siglo XVI, las capturas rondaban en torno a los 50.000 atunes, no parece que por entonces faltasen compradores
[?] Las pesquerías exigían preparación e inversión anual, que aparece diseminada en diferentes libros de cuentas. Terminada una almadraba se iniciaban los preparativos de la siguiente, reponiendo pertrechos lo largo del invierno. Redes y sogas se hacían el Condado de Niebla, con esparto y cáñamo importado de Alicante; carpinteros de rivera reparaban y construían barcas en Sanlúcar, con madera de alcornoque y encina. En la segunda mitad del siglo XVI, remolar con pensión anual, asignada por el hecho de residir en Sanlúcar, para que estuviese donde debía estar, cuando hiciesen falta remos, ocupándose toneleros a jornal de preparar las duelas para botas, barriles y cuñetes, en maderas de halla, importada de Vizcaya o Inglaterra.[?] Había en la almadraba panadería. En nómina figuraban panadero y amasadores, con los mozos subalternos que ayudaban a carnicero independiente. Encargado de comprar las reses y servirlas, su ganancia estaba en el tráfico. Contrataban los duque lavandera, encargada de la ropa del personal, barbero y los aguadores, que arrimaban la cántara a los ventureros y la gente de playa. Comerciante independiente el tabernero, tomaba la taberna en Zahara, a cambio de señalar las ausencias. Frecuente que ventureros debidamente contratados se ausentasen en plena temporada, olvidando el compromiso adquirido y dejando quien cobrase en su nombre, el real y medio de jornal, que percibían por no moverse de la playa, al ser todos asiduos de la taberna de la taberna, la ausencia era indicio infalible, de que se había producido la baja.
[?] La duración de la temporada, dependía del paso de los atunes. Solía prolongarse de 40 o 60 días, de trabajo irregular. A jornadas en que se trabajaba de sol a sol, no dando abasto el personal, pues se prologaban a la luz de la luna, cargando atunes en las carretas, seguían los días monótonos, en los que se pagaba la presencia, pues no asomaba un atún. Obligado mantener a los hombres en la playa, pues de aparecer un bando no se podía dejar escapar, al ser pícaros incapaces de soportar el aburrimiento, la empresa no les procuraba diversión, pero permitía que se la ofreciesen voluntarios, permitiendo que acampasen en la playa, en sus propias carretas, tahúres, prostitutas y otros diplomados, el arte de vaciar bolsas, a cambio de ayudar a matar el tiempo.
[?] Migratorio el atún, el rojo entra en primavera a desovar en el Mediterráneo. Enterados los Guzmanes, como lo estuvieron los romanos, fenicios y a juzgar por pinturas que se encuentran en abrigo, próximo a Zahara, los hombres del neolítico, de que de no permitirles reproducirles, acabarían con los atunes, las almadraba no se armaba antes de mediado el mes de abril, a principios del siglo XVI, y a primeros de mayo posteriormente. Era la almadraba llamada de ?pasaje?, pudiendo ser armada una segunda al regreso del atún al Atlántico, en el otoño. Pero únicamente se armó, en alguna ocasión, a finales del siglo XVII, porque se había olvidado que el atún perdía calidad y sabor.
En el último cuarto del siglo XVI, la ausencia de atunes coincidió con deserción de compradores, arruinado la almadraba. La causa de lo primero se encontró en la falta de respeto a las viejas normas, consignadas en el siglo XIV, que vedaban las aguas de atunes, en el tiempo en que armadas las almadrabas, habiendo adquirido los pescadores el vicio de capturar atunes en plena temporada, metiéndose en el ?cerco? de la pesquería, con lo que los atunes se alejaban, pegándose a la costa de Marruecos. Suponiendo que bastaba le voz de la autoridad, desacreditada a tales alturas por el abuso, en 1583, con la bendición de la Chancillería de Granada, se público prohibición de meter embarcaciones en la ruta de los atunes y el cerco de la almadraba, siendo castigado el que los pase. Publicado el bando aquel año y en los siguiente, quedó asentado como realidad histórica, el supuesto derecho de de la Casa de Medina Sidonia a la propiedad de todos los atunes, que los titulares se adjudicaron de su propia autoridad. Durante algunos años se vieron alguaciles patrullando por las playas de Poniente, tratando de cumplir la misión, imposible a juzgar por los resultados, de castigar al que pescase atún, aunque lo hiciese por casualidad.
Pese a la ineficacia del pregón, se hizo costumbre, no tardando en relajarse vigilancia, tan cara como inútil.[?]?
Extraído de textos conservados en la Fundación Casa Medina Sidonia
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