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El Ripollès



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Enric Hercé



Tras recorrer los pocos kilómetros que separan Gombrèn de Campdevanol, a través de una tortuosa carretera que serpentea por la falda de la montaña entre parajes de singular belleza, el viajero que siga los consejos de este periodista internauta, encontrará el pueblo por cuyos alrededores cabalgaba el mítico Conde Arnau y que ha dedicado un museo a su figura. Otro personaje de la comarca, en este caso perteneciente a la actualidad, es el cocinero Francesc Rovira que, junto a su hermana Dolors, y bajo la atenta vigilancia de su madre Conchita, son los herederos de una antigua saga de hosteleros que desde hace más de 20 años, gestionan la Fonda Xesc, una antigua casa del pueblo que históricamente siempre ha sido utilizada para estos fines. Francesc, nacido y criado en el campo (a pagues , como se dice en Catalunya), como al Conde Arnau, siempre le entusiasmaron los caballos, y a ellos dedican algunos ratos perdidos de los pocos que le deja la cocina.



Una cocina a la que se incorporó tarde, bien entrado los 25 años. El acontecimiento, como es lógico, sucedió en la fonda familiar, sin embargo, pronto se dio cuenta de la necesidad de salir del nido para formarse en condiciones. La escuela de restauración de Barcelona, para empezar, y el Racó de C?an Fabes en el año santo de la consagración de este restaurante con las tres estrellas, para continuar, completaron entre otras actividades, la formación de este cocinero montañés.

En la fonda Xesc, el viajero degustará una curiosa y divertida mezcla de productos, estilos y técnicas: la cocina de montaña tradicional, la casera de la fonda, la creativa más imaginativa y todas aquellas derivaciones posibles en un marco de gran calidez y servicio muy familiar.



Antes o después de la signatura gastronómica en tan notable casa, hay que visitar con detenimiento la ciudad de Ripoll. El impresionante monasterio de esta ciudad, románico, ejerció una importantísima influencia en el proceso de formación de Catalunya, tanto desde el punto de vista político como social y cultural. Muchos de los antiguos condes del principado tienen en este monasterio su sepultura, como por ejemplo Ramón Berenger III, o Guifré el Pelos fundador del monasterio de Sant Joan de Les Abadeses, otro punto de indudable interés turístico-cultural-paisajístico. Por todo ello, a Ripoll, y su comarca, se la considera la cuna de Catalunya. Más recientemente, otro acontecimiento político, la redacción del primer estatuto de autonomía en el año 31, en el santuario de Núria, reafirmó la clara vocación catalinas de la comarca, significándose claramente como la depositaria del alma espiritual de Catalunya.

Antes de abandonar Ripoll, hay que visitar el Museo Etnográfico, en donde entre otras muchas cosas interesantes, se puede contemplar una interesante colección de utensilios dedicados a la industria siderúrgica, de capital importancia históricamente para la comarca. Su majestuoso paisaje, profundamente verde, cubierto por misteriosos bosques aparentemente vírgenes, y salpicado generosamente con gran cantidad de monumentos románicos (más de sesenta iglesias de pequeño tamaño) que son fieles testimonios de esa historia tan densa y los importantes macizos montañosos del Ripollès, otorgan al Ripollès un paisaje duro, de una belleza que explota con un cierto dramatismo. Una belleza inhóspita que en sí misma ha sido la causa de que la comarca haya estado siempre poco habitada y sus recursos prácticamente sin explotarse, ni siquiera agriosamente. La presencia humana, por tanto, no ha modificado nada hasta hace relativamente bien poco. Por tanto, la geografía del Ripollès, se ofrece al viajero como el paraíso del amante de la montaña en todas sus variantes. El deportista encontrará en el Ripollès todas aquellas actividades relacionadas con la nieve, el golf, los caballos, el alpinismo, los globos aereoestáticos, el mountain bike, la espeleología, etc. El tranquilo excursionista de fin de semana podrá remar en mansos lagos, como el de Núria, visita ésta que le dará la oportunidad de viajar en el único tren de cremallera de España, a través de unos hermosos precipicios que cortan la respiración. Podrá pasear también por verdes y plácidos prados rodeados de animales pastando y paisajes bucólicamente rurales, o recorrer las medievales callejuelas de lugares tan encantadores como Setcases o Camprodon. En esta última localidad, más que en ninguna otra, el viajero gourmet encontrará escaparates repletos de increíbles embutidos , salchichones, botifarres, fuets y otros embutidos tradicionales de merecida fama y prestigio, que alcanzan allí su máxima expresión. Quesos artesanales, miel y otros manjares variados, hacen de esta comarca una auténtica reserva de la gastronomía montañesa.


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