Callet Y Fogoneu Reafirman la Identidad Mallorquina de los Vinos Galmes I Ribot

Catalina Ribot mantiene una intensa e íntima comunicación con la viña. Descendiente de una familia tradicional de viticultores, conserva junto a sus padres el cultivo de la uva en Santa Margalida. “Si estoy fuera unos días, la bodega es el primer sitio al que quiero volver. Siento una añoranza… Sin esto me moriría porque es lo que he vivido siempre”, explica Catalina, una apasionada de su oficio a quien las viñas y barricas pueden hacerle pasar los ratos más reconfortantes. Aunque experta en viña, la bodega de Galmes i Ribot es joven en la elaboración de vino, la cual lleva a cabo juntamente con el enólogo Enric Bou y el sumiller Julio Torres para los coupage finales.

Es Som 2008 el vino que despierta unas sensaciones especiales entre todo el equipo. Se obtiene a partir de una vendimia manual -como en todas las elaboraciones de Galmes i Ribot-, mezclando desde el principio tres variedades: merlot, callet y fogoneu. El vino entra en barrica en enero y cría durante un año en roble francés, mayoritariamente de primer y segundo año, y americano. “Es fácil que un amigo o un vecino del pueblo te compre una botella, pero lo más gratificante de nuestro trabajo es que alguien venga con una botella de Som vacía porque quiere conocer la bodega y las personas que han hecho el vino que ha probado. Esto no tiene precio, es lo mejor que nos puede pasar como elaboradores de felicidad que somos”.

Un nombre de leyenda

“Después de trabajar tanto en la viña, producir uva y venderla sentimos que nos quedábamos en la mitad del proceso, entonces pensamos que lo bonito de haber plantado y seguir todo el ciclo vegetativo era finalmente vinificar. Nos faltaba la guinda. Hemos querido llegar a la gente con Som dels Cavallers y demostrar toda la pasión que ponemos en el trabajo que realizamos y todo lo que somos, de ahí el nombre en mallorquín ‘som’. Como este vino nació al expresar nuestro amor por la tierra, en la etiqueta aparecen cuatro marcas sobre la palabra ‘Som’ que reflejan el sol de Mallorca para recordar la esencia de la tierra, el clima y la gente de la isla. Dels Cavallers es la coletilla que proviene de Rotes dels Cavallers, la zona donde nos encontramos. La historia cuenta que aquí en el siglo XVII  había viña y que el conde, Ramón Safortesa, el famoso Comte Mal, arrendaba parte de las tierras a sus caballeros para plantar viña a cambio de producir vino para él. A partir de la leyenda recuperamos ese componente histórico para el Som”.

Som sabe a Mallorca

Som dels Cavallers nació con un coupage de cinco variedades: merlot, cabernet, sirah, callet y fogoneu. Los dos años siguientes vimos que la variedad que mejor se adaptaba a nuestro terreno y con la que obteníamos la máxima expresión era la merlot. Aquí es la reina, año tras año esta uva nos ha sorprendido. Así que decidimos dar más importancia al Som a base de merlot, que da elegancia y sutileza, y la mezclamos con callet y fogoneu, que aportan la personalidad y notas rústicas, el carácter diferencial que tiene el vino. Con ellas buscamos la tipicidad de la isla y la esencia de nuestra tierra, el gusto a Mallorca. La morfología de estas uvas es muy grande, dan poco grado alcohólico y mucha acidez, por eso también es muy interesante porque al vendimiar la merlot en su óptimo punto de madurez tiene mucha graduación y las variedades mallorquinas lo refrescan y le aportan acidez dando un vino así más fresco y vivo”.

El recuerdo de la vendimia

“Lo mejor que tiene el vino para nosotros, además de degustar y disfrutarlo, es que cuando lo catemos nos recuerde a la fruta y al día que vendimiamos. Tengo especial cariño al Som 2008 porque es fruto de un año difícil, hizo mucho calor al final del verano, la uva tenía una óptima maduración polifenólica, buena concentración de azúcares, un correcto ph y acidez, en cambio al catar la uva notaba que la piel estaba verde, al madurar tan rápido no había madurado la piel y nos arriesgamos a mantener la uva en la cepa hasta el 9 de octubre. Aquel día amaneció con el cielo completamente negro y, aun con la previsión de que caería una buena tromba de agua, a las 7’30 de la mañana estábamos preparados para vendimiar. Al pasear por la viña, pensar cómo habíamos trabajado todo el año y ver ese cielo…, tuve un sentimiento muy difícil de explicar. (¿Cuál?) Te pones de los nervios… Pero siempre he vivido entre viñas y he visto a mis padres y abuelos sufrir eso. Somos conscientes de que no contamos con el tiempo, que cada año es diferente y estamos a disposición cien por cien de lo que quiera la meteorología. Ese día tuvimos suerte, vendimiamos y al final salió el sol. Al catar ahora el vino rememoro todo esto”.

Amor de viticultores

“Un amigo mío, gran elaborador de vino y viticultor además de enólogo, me dijo que dentro de una botella de vino sólo cabe una persona. Si fuera así en el Som dels Cavallers estaría mi madre porque es la persona que más se sacrifica para obtener una uva de calidad. La merlot del Som en viña es una variedad muy sensible, necesita de un trabajo especial y que la mimen, y lo tiene porque recibe todo el cariño de la viticultora que es la esencia del vino. Creo que elaborar el vino es como en la cocina, lo importante es la materia prima y luego el cariño que pongas. En nuestro caso la viticultora es mi madre, una mujer apasionada de la tierra, la viña y, sobre todo, de la vida, que da el máximo en cualquier cosa que hace. Para construir la bodega mi madre tuvo que sacrificar mucho y decidimos poner primero su apellido, Galmes, y en segundo lugar Ribot, el de mi padre, que es un emprendedor y luchador. Si no fuera por él no se habría construido esta bodega”.