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Beber/Vivir Vertiginosamente


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Josep Lluís Seguí


CON LA MUERTE EN LOS TALONES
o el hombre que se quedó sin tomarse un par de martinis en el Hotel Plaza



Roger Thornhill (Cary Grant) es ese hombre que una tarde va al Hotel Plaza de New York a verse con otros hombres en una reunión de trabajo -él es publicista, es decir, dice él mismo, ?de los que no mienten sino que exageran?- y con el explícito deseo de tomarse cuanto menos un par de martinis. Es conocida la trama. La confusión que hace que le tomen por un inexistente (¿falsedad?, ¿exageración?) señor Kaplan frustrará la reunión de trabajo y la degustación de los gustosos martinis, muy del gusto de muchos personajes hitchcoquianos. En cambio, Roger Thornhill, ahora identificado como Kaplan, ingerirá contra su voluntad (uno es borrachuzo si quiere o se lo pide el cuerpo, no por imposición violenta) tendrá que tragarse una botella entera de bourbon... De Thornhill sabemos que es un aficionado a las bebidas. De él, según él mismo, dependen varios barmen, y su madre (una histerizada Jessie Royce Landis, que será la madre de Grace Kelly en "Atrapa un ladrón" y casi modelo de la borrachita madre, Maureen OSullivan, de Hanna en la película de Woddy Allen), tan representativa, no se alarma al saber que su hijo está detenido en una comisaria por haber dado positivo en un control etílico... con tan solo echarle el aliento al médico que lo analiza... En este film, de título original ("North by Northwest"), hay una escena de seducción alimentaria en el vagón restaurante de un tren.



Como en "Extraños en un tren", sólo que aquí en diáfano heterosexual; y digo yo que quien juega el papel femenino, de seducido, es Cary Grant, como en "Extraños..." lo jugaba Farley Granger, a pesar de que era Robert Walker el presumible homosexual (chico rico soltero que sólo busca mujer para... estrangularla). En efecto, Thornhill-Kaplan-Cari Grant es seducido por la trucha que le recomienda su compañera de mesa (Eve Marie Saint). Y, por supuesto, por la mujer. Y el publicista, divorciado por dos veces y desconfiado con las mujeres, no le hace ascos a ella, a Eva.


¿Hay más comidas y bebidas, de forma significativa, en esta narración exageradamente vertiginosa, casi delirantemente etílica? Veamos: Tras la persecución de la avioneta, vuelve al hotel, a la habitación de Eva y le pide un whisky. Scotch, sin agua, con hielo. Y brindan: "Por nosotros. Por una larga y estrecha amistad" (ironía). En el incidente que el mismo Thornhill provoca en la sala de subastas, la policía lo tomará por un "borracho alborotador" mientras él insiste en denunciarse como el supuesto criminal Roger Thornhill. La confusión de identidades, constante y recurrente en el film, se da aquí con relación al alcoholismo; por una vez que está sobrio, lo toman por borracho. En el bar cercano al monte Rushmore, con una taza de café en la mesa, se producirá la fingida muerte de Thornhill a manos, a pistola, de Eva. Un whisky le pide al jefe del FBI como argucia para poder escapar del hospital donde está recluido tras la supuesta muerte. No se lo tomará, en esta ocasión, ya que escapa por una ventana. Estamos casi al final de la aventura de espías y falsas personalidades, engaños, cruces de deseos (Vandamm/Eva, Leonard/Vandamm). En el albergue de Vandamm (James Mason), éste propone descorchar una botella de champán. Eva acepta: "Sobre las rocas", dice en la versión española (on the rocks, con hielo, claro). Un brindis: "Por ti, querida, y por todos los bellos momentos que hemos pasado juntos". Macabro él; piensa arrojarla desde el avión. Ni así se une Leonard al brindis, dados sus celos. ¿O es un latente homosexual reprimido y abstemio? Él se lo pierde.


Ya no habrá más comidas ni más bebida. Sí una litera compartida por Roger y Eva. De vuelta de un pastel de bodas. Final feliz. Brindemos por ello; por ellos, por una larga y estrecha conyugalidad donde no falten los ágapes regados con buen vino, champán... y un martini y un whisky de aperitivo y de remate al paladar.



VÉRTIGO o el amor y la muerte a secas



El ex detective Scottie (James Stewart) no es un dipsómano, como sí lo es el publicista de "Con la muerte...". Sí que le vemos servirse whiskies, aunque los toma de manera moderada -"es pronto", le dice a su viejo amigo cuando éste le ofrece uno al tiempo que lo embrolla en el vertiginoso caso del seguimiento de presunta esposa-. Moderado... e interrumpido. Siempre hay algo que le impide acabárselos -las prisas, su atareada ex novia Midges (Barbara Bel Geddes)-, cuando se sirve uno en casa de la misma Midges. Nunca le vemos comer, ni un mal sandwich o una hamburguesa, aunque sí que le vemos, con una copa en la mano, mirar cómo comen las parejas en el Arnies, por dos veces; primero para conocer a Madeleine y luego obsesionado por reencontrarla cuando se supone que ya es un cadáver. Fiambre. Carne fría. Un buen bistec será lo que querrá cenar Judy-Madeleine en el mismo Arnies al final de la historia, cercana su nueva, doble, muerte. Bistec que no llegará nunca a comerse. En "Vértigo" hay cenas frustradas (la que le propone Midges a Scottie, la última en Arnies entre Scottie y Judy); como la mayoría de las copas que empieza Scottie, que no se consuman ni consumen. Sólo la muerte llega a consumarse. Por dos veces en una "misma" mujer: Madeleine/Judy. Carne muerta, al fin, aunque carne enamorada.



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