Me comí una lenteja y me toqué la oreja...
Miré el soufflé y recordé...
la cita
Observé cómo comías...
Y te relamías...
Y me puse un poco de vino en el vaso.
Me fijé en tu pelo corto y esperé
El momento de tu mirada...
Entonces el camarero se aproximó raudo y eficaz
Y preguntó
¿Qué quieren tomar?
Traiga un bogavante, y hágalo por delante
Pero ostras... ¿Qué ocurre?
He olvidado el limón, dijo Ramón
Y se alejó dejándonos frente a frente
Sin nada que decirnos
El bogavante rebelde pende de la mano del maître...
Se mueve sin saber que ya no está en el agua
Porque dicen que es un bicho...
Y que los bichos no tienen cerebro ni sentimientos, luego lo dicho:
Ni se entera.
Y se menea y menea... hasta que lo meten en la olla y a ver quién le apoya
Porque su cocción se aproxima y lo deja sin vida
Rico y lleno de huevas para el deleite del comensal
Entre las piernas la servilleta y en el escote un colgante...
Frente al bogavante,
El tenedor pincha con suavidad el cuerpo tierno que enmascara su cáscara.
¡Olitas! ¿Cómo se come esto?
Paciencia cariño, que yo te lo parto
Y de paso, me lo pones en la boquita, mi vidita
Si, cariñín, con un poco de rintintín
Y para dentro el tenedor
La música del piano acompaña, qué conmovedor
Las ostras relucen sobre la mesa
Desprenden luz, digo yo en el comedor
Efectivamente, sí, responde halagador...
el comensal.
En algún lugar está el infinito,
Qué bonito,
No en el bogavante, sino por delante
Y entre ostra y ostra,
Sonrisa y pasión
Se aproxima el momento de tirarse para atrás en la silla
Estirarse y pensar que uno está en la mejor de las playas bajo una sombrilla
Mientras las olas del mar, dan a morir en la orilla...
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