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Los romanos, la diversidad en la alimentación



Los romanos fueron un pueblo que se dedicaron intensamente a la agricultura y al comercio, crearon una impresionante red de comunicaciones, las famosas calzadas romanas, que unían las diferentes provincias. En este intensivo comercio los alimentos tuvieron un papel muy importante, fueron uno de los grandes introductores y difusores de productos de una zona a otra de su imperio. Se podría estudiar la ruta del vino, del vinagre, del garum, de los cereales, de los embutidos, de las pasas y de las ciruelas secas, de las especias o del aceite e iríamos de un puerto a otro, de una provincia al mercado de otra. Pero además, introdujeron muchos árboles frutales y muchas plantas. Es en su tiempo que se extendieron las variedades de manzana por toda Europa y que empezaron a cultivarse los cerezos, los albaricoqueros, los melocotoneros, las granadas, muchas variedades de lechugas y de calabazas. También introdujeron entre otros los melones y las sandías procedentes de África. La lista es muy larga y muchos de los productos que ellos introdujeron, la cultura popular lo desconoce y hace responsables a los árabes, que vinieron unos cuantos años más tarde.

La cocina de los romanos evolucionó al mismo tiempo que crecía su territorio y su riqueza, su cocina se fue volviendo muy elaborada y opulenta. En tiempo de los romanos, como en cualquier época, existía una enorme desigualdad, los ricos comían bien y exquisiteces, los pobres, mucho pan, gachas, queso, aceitunas y poca carne. También hay, como en todas las épocas, los que comen de una forma determinada, sería el caso de los atletas, los gladiadores o los legionarios romanos, que cada uno tomaba una dieta específica para su actividad.

En Roma, en la época de Julio César, se repartía pan cada día para todos los habitantes. Juvenal, un poeta satírico, hizo famosa la frase de panem et circenses, pan y circo, como sinónimo de tener al pueblo distraído y saciado. El estado hacía reparto de alimentos gratuitos o a muy bajo precio, manteniendo así a la plebe contenta y tranquila. Esto significaba tener controlado el mercado del trigo, producto básico del que tenían que asegurar su distribución. Hay que pensar que Roma, en aquel momento, tenía alrededor de medio millón de habitantes. Las familias pobres que no eran esclavos, recibían cada mes su parte de trigo y aceite, y en algunas ocasiones también se les daba vino. Los médicos romanos, herederos de los griegos y egipcios, valoraban la alimentación como fuente de salud. Uno de ellos es Celso escribió ocho libros de medicina. Consideraba que en cada estación conviene comer unos alimentos u otros, pero sus comentarios eran muy precisos. Si se está muy cansado por un gran sobreesfuerzo antes de comer, era mejor pasear un poco y después bañarse, aunque no era conveniente que el agua estuviera muy caliente; después, lo mejor era irse a dormir sin comer. Pero si aún se tenía hambre, se podían comer alimentos húmedos y beber agua no demasiado fría. También recomendaba que si se había comido o bebido mucho, resultaba más sano vomitar antes de ir a dormir.

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Albert

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