La moda de los restaurantes secretos toma las ciudades silenciosamente con la exclusividad como bandera.
Aparecieron como una alternativa de ocio para aquellos que buscaban "algo más" en ciudades modernas a las que no les falta de nada, como Londres o Nueva York, y pronto se extendieron por otras partes del mundo. Barcelona fue la primera en abrir uno de ellos, y le siguió poco después la capital del Reino. Hablamos de los restaurantes clandestinos.
Se trata de locales con un aspecto que a simple vista a nadie parecería un restaurante. Sin embargo, en su interior se encuentra un comedor escondido, en el que los clientes sienten la exclusividad de poder estar allí mientras cenan.
El más antiguo de ellos es la tintorería Dontell (juego de palabras con "Don't Tell" , en inglés, "No lo cuentes"). Cualquiera parado frente a su escaparate diría que se trata de una antigua tintorería, sin más. Para ser sinceros, es cierto que al principio sí aceptaban alguna que otra prenda de los más despistados en la lavandería, pero a día de hoy siempre se libran de estos descarriados con la excusa de que ya no recogen más prendas. Y es que esta tintorería es en realidad la tapadera de un restaurante exclusivo al que sólo se puede acceder con reserva previa. Para reservar y entrar en él, los comensales experimentados utilizan un lenguaje en código: "Quería llevar dos prendas el viernes por la noche".
Otro ejemplo de clantestinidad gastronómica es el Chi-Tón, una tienda de souvenirs situada en pleno centro de Barcelona. Para librarse de los curiosos que entran en la falsa tienda, los dependientes suelen decir que los artículos sólo son de exposición, y que por tanto no están a la venta. Entre los típicos toros y sevillanas de porcelana que compran los guiris, se encuentra un doble fondo tras la pared frontal de la tienda que esconde una sala lounge con capacidad para 40 personas. De esta sala se accede además, a través de un ascensor, hasta el sótano, donde están el restaurante, con capacidad para 60 personas, y la sala de fiestas. El comedor de este local se organiza también de un modo curioso: se trata de cinco cocinas rodeadas de mesas, para que los comensales puedan ver cómo se elaboran sus platos.
Sin duda, lo que da morbo a la clientela de estos restaurantes clandestinos, ya sea en Berlín, Londres, Nueva York o Barcelona, es la emoción de recibir una clave, un número de teléfono, y que todo sea un disimulo continuo. Se trata de la atracción por los secretos y por la exclusividad; se trata de ser los elegidos.
Detrás de estos dos establecimiento está el Grupo Evoluciona, promotor del club Urban Secrets que extendió por Barcelona esta nueva moda, primero en 2009 con Don't Tell y más tarde en 2011 con Chi-Tón. Ahora, estudian también la expansión de Cenasclandestinas.com.
Eso sí: es necesario diferenciar lo escondido de lo clandestino. Estos locales son totalmente legales, aunque a simple vista pueda parecer que su bares y salas de fiestas recuerdan a aquellas películas en las que la Ley Seca norteamericana hacía que los locales escondiesen sus puertas y pasaran a la clandestinidad que tanto éxito está otorgando a estos curiosos restaurantes.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |