Recientemente tuve la suerte de pasar unos días en las Baleares, y en mi recorrido por la isla mallorquina, hice una parada imprescindible en Palma, la capital tanto de Mallorca como del archipiélago. Durante mi estancia, tuve la oportunidad de conocer un rincón único de la ciudad: el Fornet de la Soca, un horno tradicional que conserva la esencia de la repostería mallorquina a la antigua usanza.
Mi visita fue posible gracias a mi querida amiga Mercedes Palmer, directora de esta revista (“A Fuego Lento”). Mercedes es muy amiga de los responsables de este singular establecimiento, Tomeu y María José, quienes regentan el horno con una dedicación y pasión que realmente se nota en cada uno de sus productos.
Tomeu, encargado de elaborar las exquisitas delicias en el obrador, trabaja directamente con el público, y pude observar de cerca su habilidad y el cuidado que pone en cada preparación. Lo que más me sorprendió es que todos los ingredientes que utilizan son completamente naturales, sin aditivos ni conservantes, algo que lamentablemente se está convirtiendo en una rareza en nuestros días.
Por otro lado, María José se encarga del despacho, pero ambos comparten la misma visión: ofrecer productos artesanales que conservan la tradición mallorquina en su máximo esplendor. La amabilidad y atención de todo el equipo, incluyendo a las chicas que trabajan allí, hicieron que mi visita fuera aún más placentera. Sin duda, el trato cercano y el ambiente acogedor contribuyen a que el Fornet de la Soca se sienta como un lugar especial.
Situado en la céntrica Plaza Weyler de Palma, este horno se dedica a conservar y divulgar la esencia de la repostería mallorquina, un trabajo que, a mi parecer, merece un gran reconocimiento. A través de la labor de Tomeu y María José, podemos seguir disfrutando de la auténtica culinaria tradicional de la isla, lo cual es de gran valor para la conservación del patrimonio gastronómico de Mallorca.
Durante mi visita, no pude resistir la tentación de probar algunos de sus productos estrella. Empecé con la famosa empanada mallorquina, una deliciosa combinación de guisante y ternera que, sin duda, es toda una exquisitez. Pero, por supuesto, la estrella de la repostería mallorquina es la ensaimada, y en esta ocasión, tuve la suerte de probar una rellena de cabello de ángel, una auténtica maravilla que recomiendo a todos los que visiten la isla.
Además de estos dulces, La Fornet de la Soca también ofrece otros productos emblemáticos de la gastronomía mallorquina, como las sobrasadas y otros embutidos tradicionales, lo que hace de este lugar una parada completa para quienes deseen disfrutar de lo mejor de la cocina local.
En conclusión, mi visita al Fornet de la Soca fue una experiencia que valoro enormemente. Es un establecimiento que conserva la tradición, la autenticidad y el encanto de toda la vida, algo que es cada vez más raro de encontrar en los tiempos que corren. Agradezco profundamente haber descubierto este lugar tan especial y lo recomiendo sin dudarlo. ¡Una auténtica joya gastronómica que no pueden perderse si visitan Palma!
![]() | Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |