Isabel López ¿Estética O Gusto?

                El Celler Can Roca ya no asegura mesa ni a su diseñadora Isabel López. La arriesgada empresa iniciada por Monserrat y Joseph, padres de los tres hermanos Roca, en 1967 hoy en día ha dado lugar a uno de los éxitos más redundantes. Con tres estrellas Michelín a sus espaldas el Celler Can Roca es considerado el mejor restaurante del mundo en el año 2013.

          Isabel asegura haber tenido enchufe cuando todavía estaban en la segunda posición del ranking. Esta diseñadora no se deja engañar por el aspecto del restaurante al que acude o por el ambiente, para ella prima más la buena comida que la estética que la envuelve, ya que el servicio ofrecido corresponde al gusto y no a la vista. Aunque por otro lado no descarta que su diseño tuviera alguna influencia en el reconocimiento de la empresa con la tercera estrella Michelín. Según Isabel, el Celler Can Roca suele preocuparse más por la comida, pero hoy en día en la mayoría de los establecimientos pesan ambos aspectos por igual.

          Para la diseñadora su principal inspiración a la hora de iniciar un proyecto es la carta, ya que la comida de un restaurante y su aspecto han de estar relacionados. La cifra de establecimientos que llevan la firma de Isabel López ya sobrepasa los cuarenta y la mitad son restaurantes. Aquí hay una clara relación entre la estética y la gastronomía de la que tanto se habla actualmente. Algo que prima para Isabel es no tender una trampa, el restaurante debe captar la vista del cliente, pero la comida que ofrece debe ser de calidad, si no es un engaño.

         ¿Dónde comemos? fue una mesa redonda sobre gastronomía e interiorismo organizada por ESNE en la que Isabel López acudió como experta además de otros profesionales del sector. La diseñadora está muy concienciada con esta idea.

        “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda” este refrán ya más que repetido sirve para describir un importante sector de la cocina actual. Ningún cliente va a volver a un restaurante porque es “bonito” si su comida es mala. En cambio la estética sí ayuda a aquel restaurante cuya comida satisface el gusto, ya que sería matar dos pájaros de un tiro, tanto vista como papilas gustativas.