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El ?San Francisco? de Granada



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Matteo Gaffoglio
Comunicador y experto en gastronomía

El Parador

Varios años antes de la conquista de Granada, los Reyes Católicos habían prometido al Patriarca de Asís que un convento para su Orden sería el primero en establecerse en la ciudad. La ?Toma? ocurrió el 2 de enero de 1492. Existía en este lugar un palacio nazarí similar al del Generalife pero a menor escala con su mirador y baños. Sobre él se construyó un convento con su iglesia, donde los franciscanos se instalaron en 1495. La Reina Isabel dictó el testamento en Medina del Campo el 12 de Octubre de 1504. En ese documento, en castellano de esos tiempos, expresaba lo siguiente: ?E quiero e mando que mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de Sanct Francisco, que es en la Alhanbra, de la çibdad de Granada, seyendo de religiosos o de religiosas de dicha orden, vestida en el hábito del bienaventurado pobre de Tbesucbrísto sanct Francisco, en una sepultura baza que no tenga vulto alguno salvo una losa baza en el suelo llana con sus letra esculpidas en ella; pero quiero e mando que si el Rey, mi señor, eligiere sepultura en otra cualquier iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar d?estos mis reynos que mi cuerpo sea allí trasladado e sepultado junto con el cuerpo de Su Señoría porque el ayuntamiento que tovimos biviendo e que nuestras ánimas, espero en la misericordia de Dios, ternan en el Cielo, lo tengan e representen nuestros cuerpos en el suelo?.

La reina Isabel murió en Medina del Campo el 26 de noviembre 1504, y el 18 de Diciembre del mismo año ?tras 23 ásperas jornadas? llegó al Convento Sanct Francisco el cuerpo sin vida de la más grande Reina de España. El 6 de Febrero de 1518 se depositaron los restos del Rey Fernando junto a la Reina. Mientras tanto se estaba construyendo en Granada la Capilla Real. En 1521 el Emperador Carlos V, nieto de los reyes, dictó una carta que decía: ?? mando que luego con toda solemnidad hagan baxar los cuerpos de los Reyes Católicos mys señores agüelos que santa gloria hayan de la iglesia de Sanct Francisco de la Alambra a la dicha nuestra capilla real ??. En el ex Convento todavía queda, a memoria póstuma, la loza baza utilizada en el periodo que fue sepultada la Reina Isabel, y en un secundo tiempo, también el Rey Fernando: LA REINA ISABEL LA CATOLICA ESTUVO AQUÍ SEPULTADA DESDE MDIV SU ESPOSO EL REY FERNANDO DESDE MDXVI TRASLADADOS SUS RESTOS A LA CAPILLA REAL EN MDXXI.



Este largo íncipit es testimonio histórico del Convento de San Francisco, que la conquista de Granada por los Reyes Católicos determinó la construcción de este antiguo convento, donde permanecieron enterrados los restos de los Reyes Católicos hasta el año 1521; cuya presencia se extendió hasta el traslado de sus restos mortales a la Capilla Real en la Catedral de Granada. Fue, en todo caso, este convento el primer sagrado lugar de los que construyeran los cristianos, consecuencia de la promesa de Isabel y Fernando para obtener la gracia y el buen fin y el asedio a Granada.

Al decir de estos mismos informes, el Convento que fue y que hoy es Parador, también sufrió un gran trastorno y ruina durante la ocupación francesa, concediéndose en 1832, mil ducados sobre la Tesorería General de la Real Casa para remediar: "la miseria en que se encontraba y acudir a sus más precisas necesidades, casi arruinado desde la Guerra de la Independencia ?? El Convento ha sido finalmente restaurado en 1929. Del Palacio primitivo quedan pocos restos, pero sí los suficientes como para poder apreciar sus pasados tiempos de esplendor, ya que aquellos primeros ladrillos, de los que aún hoy algunos siguen en pie, fueron colocados allá por el año 1495. El Parador fue inaugurado como tal en 1944 y ha sido inevitable testigo de excepción del pasado medio siglo en la Historia de España.



Los muros del Parador están indisolublemente abrazados por la Alhambra, es situado al final de la Calle Real, y se accede donde comienza la Cuesta arbolada Gomérez. Es el recorrido más bello e históricamente más interesante que parte desde la Plaza Nueva. La Puerta de las Granadas es el primer monumento que se encuentra y que marca el comienzo de las alamedas de la Alhambra. Tras dicha Puerta, se adentra en un frondoso bosque de álamos de época cristiana, que ha ido modificando su aspecto a lo largo de los años, y tras su última remodelación del siglo XIX. Aunque la cuesta sea un poco empinada, merece un recorrido a pie como un paseo, o en versión anglosajona: hacer ?jogging?, siendo el trafico limitado a taxi y a los huéspedes del Parador,
Pasar una noche en los jardines de la Alhambra, entre fuentes, árboles y ventanales en arco, es la oportunidad exclusiva que brinda el Parador a los huéspedes. Efectivamente por ser ubicado en el corazón de la Alhambra, la cual surge de la más bella imaginación creada por el ser humano, brota dorados sueños entre fuentes cantarinas y la majestuosa áurea de reyes califas y cristianos. Es emblemática la tarja que acuerda a los turistas qué es la Alhambra: ?Dale limosna mujer que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada?.

Capilla Reina Isabel

Señuelo de placenteras jornadas, el Parador, en un marco excepcional e intransferible, sobrevive al margen del tiempo. Las suaves líneas del trazado interior se adhieren elegantemente a jardines, palacios nazaríes y al tipismo del barrio de Albaicín, cuya panorámica se contempla desde el privilegiado mirador que representan sus 36 habitaciones; todas ellas diferentes, todas muebladas de todo confort moderno. Todas ofrecen excepcionales vistas sobre el Generalife, que fue una casa de recreo de los reyes granadinos, y que ocupa las pendientes del llamado Cerro del Sol, se encuentra ligado estrechamente a la Alhambra; y los jardines de Secano y el Albaicín, sin olvidar el Patio de la Acequia, que es la parte más importante del Generalife, es el prototipo de jardín oriental cerrado, aunque los miradores abiertos en la época cristiana lo han transformado en jardín a la italiana; mientras que el clasicismo del mobiliario y múltiples retratos marcan la decoración de las estancias interiores.

La decoración habilita unas estancias marcadas por la monumentalidad del edificio y su entorno. Clásicos muebles, retratos de los Reyes Católicos, cuadros sobre personajes y motivos religiosos, contribuyen a evocar el embrujo de pasar una noche en los jardines de la Alhambra. Como maravilloso y relajante es cenar en la frescura de la terraza de verano frente al Generalife, desde el cual en la quiete nocturna se difunde música de flamenco con guitarra suavemente perceptible.

Cena con vista al Generalife

Este monumental conjunto sugiere al huésped plácidos paseos, si bien el propio edificio invita a descubrir un interior de ensueño, como el lujuriante patio que, en los tiempos pasados, gustaba Andrés Segovia acompañar las noches con las cuerdas de su guitarra entreteniendo a los distinguidos huéspedes. A lado de la capilla en la cual fue sepultada la Reina, hay otra muy pequeña que está sacralizada, donde hay funciones de misa, es muy visitada y acuden también los japoneses, que siempre, y numerosos, eligen su estancia en el Parador para visitar la Alhambra.

Habitación con vista al Generalife

Cuando los muros de este Parador fueron levantados para convento franciscano, ya circulaban en él y forjaban la Historia personas y personajes de talla universal aunque, en ocasiones, cuestionados; en este mágico y singular recinto que hoy acoge a los huéspedes está también disfrutado, como entonces, por muchos y muy ilustres personajes de hoy en día. Alojar al Parador, aunque de paso por una noche, es como hacer un breve punto de referencia al tiempo pasado que aquí hoy se puede revivir, es como asistir al nacimiento del siglo XV, sentando las bases del saber ser y del querer hacer llamado Renacimiento. Se comparte el tiempo, la geografía y la historia de personas y personajes que hicieron cambiar el curso de la Humanidad.



D. Juan Carlos Sánchez Gálvez, que ya fue director regional de los Paradores de Andalucía, desde más de dos años dirige el más emblemático e histórico de la preciada y única cadena de Paradores Nacionales de Turismo: el ?San Francisco? de Granada; la red hotelera de alta calidad que se destaca y compite con las más grandes cadenas de hoteles internacionales. Al lado de la Recepción y sobre un pedestal, hay la estatua del Santo de Asís que da la bienvenida a los huéspedes. El restaurante es dirigido por José A. Cabeza; responsable de la cocina es Alfonso Martín, un joven chef, muy prometedor en su profesionalidad, sabe dirigir bien su plantilla y cuidadoso de los platos del menú, pero sin alejarse demasiado de lo que son los platos locales que son muy ricos debidos al tipo de una cocina aromática, suave y sutil como los productos de su vera; recia y jugosa con lo que viene de su sierra; marítima y tropical con lo que tiene de su costa. Variedad y tradición definen la oferta culinaria del Parador, el menú lleva unos cuantos platos con referencia andaluza: Berenjenas Mozárabe, Gazpacho, Habas fritas al estilo de Granada, Merluza al horno con cuscús y Vizcaína, el Rape Mozárabe con Pasas, Pollo Campero estilo Alpujarreño, Cabrito de la Sierra Granadina guisado, o Choto Nazarí. Abundan los postres como: los Huesos de Santa Isabel, los Batatines de San Bernardo, los Roscos de San Lázaro, los Soplillos Alpujarreños, el Pan de Higo de Turrón, o la excelente Tarta del Convento, creación exclusiva del Parador en base a una antigua y misteriosa receta.



Pero son muchas las especialidades regionales que merecen ser citadas: Sopas y potajes con ingredientes y sabores varios y variopintos. La Sopa Granadina, a base de tomate o la de Almendras, de receta morisca. Los Potajes, muy a menudo con habas secas como la tradicional Olla de San Antón, que debe llevar cabeza de cerdo, espinazo, oreja, rabo, costillas. Verduras urbanas y silvestres: Espinacas de Albaicín o Collejas de la Sierra, cuando las hay, fritas, en cazuela, en ensalada. Platos recónditos y estaciónales, como por San Marcos, donde la tradición establece que en abril se coman Habas Verdes con Bacalao Seco y Caracoles rebuscados en las huertas y los ?cármenes?: La universal pero estrictamente granadina Tortilla de Sacromonte que, además de huevos, debe llevar sesos y criadillas. Pero sobre todo la conocida Moraga de Sardinas, plato que siempre fue obligado y de devoto cumplimiento por San Lorenzo. Exige la ortodoxia que el guiso se elabore en un cacharro de barro ?donde se colocan almejas y sardinas en hileras y cruzadas?. Quedan aún las carnes suaves y aromáticas como las Perdices con Grullos, el Remojón, una ensalada con bacalao, naranjas, aceitunas, huevos duros. Tal es la variedad que la elección se convierte en difícil compromiso: frutas, arropes, potajes de castañas. Una dulcería de origen árabe transformada por cristianas y caritativas manos religiosas: las Empanadillas de Santa Catalina, Flanes de Higos, de Frambuesa, el Cuajado de Montefrío, Tartas, el Cuajado de Carnaval, Piononos, y otros más.

San Francisco, el chef Alfonso y Gaffoglio

En las mesas del Parador se podrán probar casi todos estos platos, con ocasionales variaciones que la estación ofrece.

Bajando a la ciudad el huésped turista no debe perderse la visita a una de las más importantes muestras del Renacimiento español: la Catedral. Su fundación se debe a los Reyes Católicos. Las obras comenzaron en 1518, bajo responsabilidad de Juan Gil de Hontañón y Enrique Egas hasta 1528, en que Diego de Siloé asumió la dirección de las obras. En su interior, impresiona la altura y blancura, especialmente en la Capilla Mayor. La Capilla Real fue construida para albergar los cuerpos de los católicos monarcas, de estilo gótico. Un paso por el Albaicín es un recorrido por el antiguo mundo árabe. Plaza Nueva: Muy concurrida, especialmente en verano por sus terrazas. Edificio renacentista es la Antigua Cancillería. Iglesia, con torre mudéjar y fachada renacentista plateresca, es la de Santa Ana. La Universidad con fachada barroca fue fundada por orden de Carlos V en 1526. Y como por la gastronomía, también para las localidades turísticas la elección se convierte en difícil compromiso, en todo caso, hay que optar en función del tiempo de que se disponga, mejor dejarse aconsejar en la Recepción del Parador, cuyo jefe es Diego Lidón, del itinerario mejor a seguir.
Establecido que el ?San Francisco?, una vez comprobado, el huésped queda cautivado por su ambiente confortable y de sosiego en una atmósfera de bienestar, es un encanto que pervive en su alma y que lo invita a volver.



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