Un poco de historia
Según narra la leyenda, la aparición de la imagen de la Virgen se produce a finales del siglo XIII o principios del XIV al pastor Gil Cordero. Esta efigie había sido esculpida por San Lucas, que fue enterrado con ella. El Papa Gregorio Magno trasladó dicha imagen a su oratorio particular. Afectada Roma por una fuerte epidemia, el Papa Gregorio solicitó la protección de María. Llevada en procesión por las calles, vio el pueblo cómo cesaba la peste. Hacia el año 714, varios clérigos en su huida hacia el norte de la Península Ibérica trajeron la imagen, que escondieron junto al río Guadalupe donde permaneció oculta hasta su aparición al pastor. En dicho lugar se construyó una ermita. En 1389 el santuario es encomendado a los padres jerónimos. En 1908 los franciscanos se hacen cargo del monasterio. La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe tuvo influencia en el orbe cristiano como centro de peregrinaciones y, ha deparado el desarrollo histórico artístico de la ciudad, en la que brilla con luz propia esta construcción conventual
Se le debe mucho a los monasterios, no por el afán de glotones que tenían los monjes, sino por haber guardado los manuscritos de las civilizaciones o sociedades que se derrumbaron, y por el incesante espíritu de superación o perfeccionamiento que aplicaban a su vida. No se debe olvidar que los monasterios eran la cuna de la mejor cocina conventual de España en el siglo XIV. Las condiciones de trasporte de pescado de un lugar a otro de la Península obligaban a salarlo o ahumarlo con el fin de que fuera posible su conservación. Uno de los pescados en salazón que más se consumían era el bacalao que, además, es uno de los productos más típicos y antiguos de la cocina. Por otro lado, la calidad y riqueza de las despensas de los conventos fue proverbial; de ellas salieron un buen número de recetas, y puede decirse que buena parte de la gastronomía española nació precisamente en los conventos y en los monasterios
Algunas de las recetas traspasaron los muros conventuales y se extendieron por el país con nombres que, en muchos casos, aluden claramente a su origen: huevos de clausura, suspiros de monja. La mayoría son recetas extraídas de los conventos pobres, fáciles de llevar a cabo, aunque llegando a ser en muchos casos comidas Reales, como el banquete ofrecido a su majestad la Reina en Guadalupe, en el año del Señor de 1477, siendo Prior del Monasterio de Guadalupe fray Diego de Paris, 14º Prior del Monasterio, donde se extrae parte de los platos que componen hoy en día los menús
Primeros platos: Sopas doradas, se componen de caldo de gallina con yema de huevo y jengibre, se vierten sobre unas rebanadas de pan tostado, untadas en queso de cabra
Después, el Almodrote, guiso de perdices enlardadas, asadas y trinchadas, se guisan con una salsa de vino viejo, ajos, manteca y hierbas aromáticas. Las Turmas de tierra, están exquisitas en capirotada. Para ello se fríen con tocino y después se le añaden un puñado de almendras, piñones, avellanas y pan tostado, todo desleído en el caldo de cocer las turmas
Después vinieron las aves asadas en agraz de uva verde, asadas y troceadas con el vino verde. Siguen calabazas a la morisca, cocidas con leche de cabra, almendras y cominos alcaravea, cubriéndolo todo con azúcar y canela. Pólvora del Duque, un condimento a base de clavos, jengibre, cilantro y huevos batidos
No podía faltar el manjar blanco: lleva gallina cocida y deshilachada, harina de arroz, agua rosada, azúcar y leche de cabra. Vino luego el potaje de cabrito en adobo, macerado y asado. Se sigue con janete de gallina, sofrita primero con tocino y cebolla y guisada después con una salsa de almendras. Después agua de azahar, de membrillo, de granadas y de hierbas. Pomada de manzanas y peras, es una especie de crema de frutas caliente, a la que se hecha azúcar por encima y de sirve en escudillas de plata
Almendrate, es una sopa muy espesa de almendras y muy dulce, manjar imperial que lleva leche, huevos y azúcar en abundancia. Mirrauste de peras, peras cocidas en caldo salado de carne y bañadas en salsa de almendras majadas, harina de arroz, canela y azúcar
El Parador de Guadalupe
El Parador es una preciosidad, una rareza entre los varios de la Red, y tal como está debe preservar su total originalidad.
El Parador está dirigido por Doña Nieves Montisi Yagüe, una profesional competente, muy cuidadosa con el perfecto funcionamiento del establecimiento y, como una verdadera anfitriona, hace que todos los huéspedes puedan sentirse como en su propia casa
El establecimiento se erige sobre dos edificios: el antiguo Hospital de San Juan Bautista del S. XV, y el también edificio con solera, Colegio Infante o Gramática del S. XVI, ambos importantes centros de aprendizaje de medicina (cirugía) y gramática
El Parador está ubicado en el casco antiguo de la villa, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. En sus dependencias destaca un auténtico vergel que constituye el jardín, con plantas autóctonas, flores y fuentes, el claustro de estilo gótico y mudéjar con hermosos limoneros y naranjos, sin faltar su recogida piscina. Soportales y paredes blancas intiman con espaciosas estancias en el interior, cuyas habitaciones rememoran la religiosa función de sus orígenes. La capacidad, precisamente, es uno de los atractivos fundamentales que reflejan los Salones Guadalupe, Altamira y Mirabel, aunque las terrazas de madera, los balcones y el patio porticado reflejan la apacibilidad de su semblante
Frente a la fachada del monasterio, y bajo la predisposición de un reposado ánimo espiritual, los numerosos motivos religiosos que amparan la atmósfera medieval convierten al Parador en un entorno seductor. Encaladas arquerías se adornan con una vegetación copada de paz y señorial quietud, realzando el valor de esta villa, declarada Monumento Histórico Artistico
La ruta para llegar
La N-V Madrid-Lisboa es el punto de referencia para las diferentes carreteras que acceden a Guadalupe, que se localiza a 80 km de Trujillo, a 130 de Cáceres, y a 130 de Mérida. Antes de llegar a Navalmoral de la Mata, se toma la EX 118 hasta la Sierra de Guadalupe, la ruta nueva permite viajar bien durante 72 km, hasta la localidad hómonima. El Parador está ubicado en pleno centro cultural e histórico de La Puebla, frente al Monasterio de Santa María de Guadalupe
Pero hay otro punto de referencia para quien quiera ir por el sur. El preciado Tomtom para ir a Málaga (Parador Golf) indicó: Salir de Guadalupe por la N118, luego la N102 hasta Puertollano, la N116 por 5 km, a izq. la EX316 hasta Castilblanco, tomar la N502 hasta encontrar la N432 que lleva a Cordoba, luego la autopista A45 hasta Málaga, y con la MA20 al Parador Golf. ¡Un ameno paseo de tan sólo 400 km con muy buenas carreteras!
La cocina
Los monasterios extremeños han constituido una preciada fuente del recetario que el Parador utiliza en su cocina, donde se hace notar el toque de las preparaciones conventuales. La sencilla cocina de la tierra se presenta deliciosa en platos representativos: bacalao Cecial monacal, ajo blanco extremeño, pollo a lo padre Pedro, embutido ibérico, o tradicionales como las migas o la caldereta de cordero, en temporada verduras como las tagarninas o las criadillas de tierra; una gran variedad de quesos, y en sus postres se destacan la Almendra y miel Villuerca-Ibores y el Pudding de castaña y muérdago de Guadalupe
El responsable de la cocina es el chef Rafael Gonzalo que, con su eficiente brigada, elabora una gran carta bastante variada, donde predominan platos regionales. Y así es como debe ser, ya que el huésped viajero, verdadero turista, desea comer todo lo de bueno que una localidad le ofrece, es decir, que desea degustar las especialidades de la zona inclusive también los vinos, por supuesto siempre de la zona, si hay producción
Al Maître del comedor, Rafael Cortés, con sus jefes de rango, incumbe aconsejar los vinos y los platos según los gustos y preferencias de cada huésped. Además de la gran carta, los platos de la cocina para celíacos y la cocina vegetariana y, siendo en el año 2011, no puede faltar el menú de Verano según el Almanaque Culinario en vigor en todos los Paradores, por tan sólo 20,11€
Un Entretenimiento de aquí: Rin-Rin Hortelano
Guisados tradicionales: Cojodongo extremeño o Ensalada de lechugas camperas
Título Específico: Cardincha de cordero fría con pimentón de La Vera o Lomos de trucha del Jerte en escabeche frío
El Dulce: Pastel dulce de higo de Guadalupe
Como anécdota, una nota sobre el pasaporte gastronómico del autor de estas notas. El Parador de Guadalupe lleva el sello nº 74 de los Paradores alojados y degustado sus cocinas (todos a sus propio cargo…esas crónicas no están patrocinadas, su único interés es divulgar la riqueza gastronómica y hostelera de España!) ¡Desde luego andar por Paradores es una manera de vivir bien en España!
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