Cada uno tiene su receta, esa que aprendiste en aquella fiesta o la que te confesó ese bartender cubano. Servidora, que ha probado muchos y ha elaborado muchos más, os da la suya, aprendida en el antiguo
Artebar de La Latina de manos de
Pilar y
Viviana, ahora al frente de la sala de teatro
El Umbral de Primavera, en Lavapiés.
De origen cubano, el mojito es uno de los cócteles más refrescantes del verano. Su origen se remonta a comienzos del siglo XX y se cree que su creador, cuyo nombre se desconoce, fue un cubano con ascendencia española. La receta original apenas ha variado desde entonces, aunque admite ciertas licencias - a evitar- como sustituir la hierbabuena por menta o prescindir de la angostura.
El más famoso es el de ‘La Bodeguita del Medio’, un club de La Habana que se convirtió en punto de encuentro para intelectuales cubanos, el Café Gijón de la isla, y cuya popularidad traspasó fronteras gracias al escritor Ernest Hemingway, que dijo lo de “Mi daiquiri en El Floridita y mi mojito en La Bodeguita”.
Su elaboración es muy sencilla, pero aún así, no es tan fácil encontrar mojitos de altura. Te dejamos una descripción minuciosa de cómo preparar este cóctel, paso a paso, para que tu mojito no tenga que envidiar a los que perdían al autor de ‘Por quién doblan las campanas’.
Ingredientes
- 3 cucharadas de azúcar
- Zumo de media lima exprimido
- Hierbabuena, un par de ramas
- Ron añejo blanco
- 60 ml. de soda
- Angostura
- 1 rodaja de lima
Elaboración
- Coge un vaso grande -alto y ancho-. En la terminología del barman se habla de un vaso de ocho onzas (240 ml.).
- Añade tres cucharadas de azúcar. Puedes optar por blanco, como dicta la receta original, por el de caña, como aseguran muchos gurús del tema, o bien una mezcla de ambos -mi opción preferida-.
- Añade el zumo de media lima, o limón en su defecto, exprimida -lo ideal es que sea natural, aunque el famoso Pulco es bastante buen sustituto-.
- Es el momento de poner un par de tallos de hierbabuena, bien fresca, y machacarlos con un mortero para extraer el jugo, ya que ahí es donde se encuentra el sabor y el aroma de la hierba -la hoja es más bien decorativa-.
- Vierte ron añejo blanco, un poco menos que lo que echarías a una copa (lo normal es unos 5 segundos frente a los 8 de una copa).
- Añade unos 5 hielos picados: si tienes una licuadora, perfecto; si no, coge el hielo en la mano y golpéalo en el centro con el mortero: se hará añicos de tamaño perfecto para el cóctel.
- Mezcla bien asegurándote de que deshaces el azúcar.
- Completa el vaso con soda y, si es posible, un par de gotas de angostura -¡no más, es muy amarga!-.
- Puedes decorar con una rodaja de lima y unas hojas de hierbabuena.
- La pajita es opcional: estas mezclas se suelen beber con ella porque resulta más agradable al tener ingredientes sólidos flotando, pero lo ideal es no presentarlo así ya que el líquido va directamente a la parte posterior de la lengua y se pierden muchos sabores en la boca.