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Comer Y Obesidad ( I )



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La obesidad es también conocida como "polisarcia", y aunque menos, como "adiposis", especialmente si la concentración de grasa corporal está irregularmente repartida.

Actualmente se están investigando sus posibles raíces genéticas, en especial sobre el gen Beta 3, que hasta ahora se escondía tras mutaciones, pero que ya se ha aislado, siendo una proteína compuesta por 167 aminoácidos y que han bautizado como "leptina",... Los obesos suelen tener un bajo nivel o una falta total de esta proteína.

Otra parte genética se está estudiando en Zurich (Suiza), donde se ha detectado que una mutación del gen receptor de la melanocortina hace que nuestra sensación de hambre sea más o menos importante, independientemente de la voluntad del individuo, que tales sensaciones de placer o disgusto se producen espontáneamente en el hipotálamo, dependiendo de las proteínas que en él se generan y asocian. Además se ha demostrado que el cerebro tarda más de 15 minutos en transmitir al cerebro la sensación de saciedad, lo que significa que si comemos deprisa tendemos a comer más de la cuenta al no sentirnos saciados.

También se esta estudiando un fármaco eficaz en ratones llamado, de momento C75, aunque tendrán que esperar algún tiempo antes de que, debidamente probado, pueda lanzarse al mercado y despedirnos de la obesidad, al menos la congénita, pues que se sepa actualmente no se trata de un gen, sino que pueden estar interrelacionados hasta 250. Según el Instituto Karolinska de Estocolmo, en el proceso del equilibrio del peso corporal intervienen 340 genes. Y en Barcelona se está investigando en la Universidad de Barcelona una molécula, conocida actualmente bajo el nombre de interleuquina 15, que serviría para eliminar la grasa corporal acumulada.

Se sabe que las mujeres a partir de los 60 años, más o menos, empiezan a quemar menos calorías aún siguiendo las mismas costumbres alimenticias o de ejercicio, dicha disminución puede alcanzar hasta el 30%, algo a tener en cuenta para prevenir la obesidad femenina. También, al parecer, la barriga cervecera de los hombres no se debe tanto a las calorías de la cerveza, que suelen ser menos que un refresco sino a un determinado gen.

Luego nos llegan noticias de que una hormona natural producida en el propio intestino y bautizada como PYY 3-36, inyectada en ratones, reduce hasta un 30% su apetito. Falta probarlo, en la obesidad humana.

La frustración que provoca la obesidad o la nula batalla para vencerla, llega a ocasionar más de 25% de las depresiones crónicas. Un refrán muy moderno y muy veraz dice al respecto:



"Si quieres adelgazar, no te pongas a dieta", pues en cuanto las dejas, vuelves a recuperar el peso perdido. Nuestro organismo es muy sabio y por la llamada memoria metabólica suele poner algún kilito de más, buscando evitar la falta de los nutrientes acostumbrados antes de empezar la dieta que sea, por lo que lo esencial para adelgazar es tomárselo con calma e intentar, paulatinamente, cambiar ciertas costumbres alimentarias y de ejercicio.

El mejor decálogo de consejos para adelgazar es éste:

1- Come cuando tengas hambre y por placer, no porque lo marque la costumbre, o un determinado horario, y deja de comer enseguida que tu hambre se haya saciado. Lo que engorda es esa cucharada o trozo de más, como decía el Dr. Francisco Grande Cobián: lo que debería haber quedado en el plato y no quedó.
2- Evita restricciones, ante ello, el propio organismo reclama su ración extra de dicho alimento, por ejemplo, algún tipo de alimento azucarado.
3- No saltarse ninguna comida, aunque sí debemos tomar un variado desayuno, una moderada comida y una cena ligera.
4- Come lo que quieras, simplemente ve reduciendo la cantidad, evitando en lo posible: azúcares, alcohol, legumbres, grasas y lo que solemos poner dentro de un bocadillo.
5- No abuses de los llamados sustitutos de las comidas.
6- Elige alimentos integrales, son más nutritivos y además sacian más con menor cantidad.
7- Come lentamente, cuanto más lento se come y más se mastica más rápidamente se sacia el hambre.
8- Si cometes un exceso no te castigues (no vas a ir al infierno...), simplemente intenta compensarlo con las próximas comidas.
9- No te pongas fechas, ni lleves una agenda de calorías, deja que el organismo se vaya adecuando al nuevo sistema por sí mismo, y...
10- Olvídate de la balanza, pesarse una vez al mes es más que suficiente para comprobar si se está llevando bien, simplemente fíjate en la talla que llevas.

Otros consejos:

- Cuando vayas a comprar alimentos, ajústate a la lista previamente hecha sobre tus necesidades reales, así evitarás la tentación de la compra compulsiva, que "sin remedio" se tendrá que comer para que no se eche a perder o caduque.

- Por el mismo motivo, no hacer la compra con el estómago vacío, ello te llevará a comprar alimentos que realmente no necesitas.

- Antes de ir de compras cepíllate los dientes, el sabor fresco de la boca hace disminuir el apetito, y con ellos las ganas de comprar cosas extra.

- Elige la hora menos concurrida para ir a la compra, recuerda que los productos más tentadores suelen estar junto a la caja y, evidentemente, cuanto menos tiempo estemos en la "cola", menos tiempo durará la tentación.

- Cuando tengas invitados, intenta comprar las raciones justas, así evitarás sobrantes que te apetecerán al día siguiente...
¡Y, suerte!

Se entiende por obesidad a la acumulación de tejido graso en el cuerpo, en proporciones superiores a las normales. Por ejemplo, si la cintura del hombre supera los 102 cm. y el de las mujeres supera los 88 cm.

Se dice que la vitamina E, ayuda a la retención de líquido y por tanto es "antidieta". Lo mismo se dice de la cafeína, mientras que el hinojo, el kiwi, el mangostán, la piña tropical natural y la garcinia contienen unas sustancias llamadas actidina y bromelanina, que ayudan a eliminar grasas. También ayuda a combatir la obesidad el consumo de alimentos ricos en vitamina B6, conocida como la vitamina "quema grasas".

La Sociedad Española de Estudios sobre la Obesidad (SEEDO) nos descubre los principales mitos sobre la obesidad y las dietas, a saber:

- La obesidad no suele ser un problema hormonal, aunque puede ser genético.
- El aumento de peso relacionado con la edad es mínimo, simplemente quemamos menos calorías a través de un mayor sedentarismo.
- La sal no engorda, sólo ayuda a retener líquidos y aumentar la tensión arterial, con todas sus consecuencias.
- El agua no engorda, contiene 0 calorías tanto si se bebe antes, durante o después de las comidas.
- Todos los aceites vegetales tienen las mismas calorías, algo más que la mantequilla y la margarina.
- El pan tiene las mismas calorías, ya sea la corteza o la miga, bastoncitos o biscotes, lo que engorda es lo que solemos acompañarlo, a igual que la pasta italiana.
- Los lácteos desnatados tienen menos calorías que los enteros, así como tienen las mismas proteínas y calcio, aunque no aporta las vitaminas liposolubles como puedan ser la A, D, E y K, a no ser que se le añadan artificialmente como "alicamentos, nutracéuticos, o alimentos nutricionales".
- La miel, al igual que los diversos azúcares, son ricos en calorías y engordan igual ya que son energía pura.
- Las vitaminas en sí no engordan.
- El hecho de comer deprisa no engorda, sólo afecta al nerviosismo, la digestión y al estrés.
- De momento no existen cápsulas ni remedios milagro, de existir no habría obesos, aunque continúa la investigación, pues el laboratorio que lo consiga habrá encontrado una mina de oro,... Lo demás no tienen consistencia científica.

También se sabe que una dieta ácida, ayuda a combatir el hambre, o sea, perder el apetito, por lo que deberemos "exagerar" el uso del vinagre o zumo de limón.

Conviene citar que ha salido al mercado una sustancia llamada Absorbitol, extraída de los caparazones de ciertos moluscos marinos, que consigue que parte de la grasa ingerida se adhiera a sus fibras, y no sea digerida en el metabolismo del tracto gástrico, la Vitamina C, potencia sus efectos.

La obesidad se produce cuando ingerimos más calorías de las que quemamos en nuestras actividades habituales, por lo que al final la delgadez o gordura, se resume con el signo del "saldo". Se dice que la obesidad empieza cuando el peso de una persona supera en un 10% el peso que debería tener por su edad, sexo y altura, por lo que también puede haber, y hay, niños con problemas de obesidad. De hecho en el mundo occidental la obesidad infantil ya empieza a ser un problema que hay que evitar, pues los hace candidatos a sufrir de diabetes de mayores.

Dicen los expertos que dejando la piel de una manzana macerar una noche en un vaso de agua, que se beberá al día siguiente en ayunas, ayuda a combatir el sobrepeso.

La obesidad, o exceso de grasa en el cuerpo, puede ser un factor natural. Se sabe que el aumento de grasa entre un adolescente de 15 años y un adulto de 25 es del 21%, a partir de los 25 años hasta los 50 suele aumentar hasta un 32%, siendo estos valores normales, sin que tengan mucho que ver con la alimentación, simplemente sucede por naturaleza humana.


Efectos negativos
La obesidad influye negativamente en todo nuestro sistema, nuestro corazón debe trabajar más, nuestra columna vertebral, nuestras rodillas y tobillos se resienten, nuestras arterias se congestionan bloqueándose por placas de colesterol que se depositan en sus paredes, sufrimos de hipertensión, somos candidatos a la diabetes, hemiplejía, sufrir de cálculos biliares y renales, varices, infertilidad o impotencia, problemas coronarios, a la gota o ácido úrico, y además se sabe que por cada 500 gr. extra de grasa, requiere una dosis de energía extra en forma de glucosa, o sea azúcares, ya que las nuevas células grasas en sí requieren un aporte adicional de energía. Y eso conduce a lo que llamamos el efecto "pescadilla", o sea, un círculo vicioso en espiral que hace que cada vez sea más difícil de combatir y todos sabemos que en el llamado primer mundo se está convirtiendo en una casi epidemia con multitud de pastillas "milagrosas" que, si funcionaran de veras, su descubridor además de ser multimillonario no necesitaría hacer publicidad. Además también debemos saber que cuando enfermamos de algo, el medicamento que tomamos, en un alto porcentaje es absorbido por la grasa corporal y no por el órgano afectado de la dolencia.

Las dietas rápidas y maravillosas sólo funcionan a corto plazo, pues es sabido que, una vez que se dejan, se vuelve a ganar los kilos perdidos con mucha facilidad, incluso elevando el peso que teníamos antes de empezarla. No en vano se llaman dietas yoyó. La única solución es cambiar de hábitos de comidas, buscando dietas equilibradas a la cantidad de calorías que nuestro cuerpo consume.

Aunque también es cierto que hay personas que comiendo lo mismo que otras no engordan tanto, que permanecen, sin explicaciones demasiado convincentes, delgadas, por lo que se podría hablar de tendencias hereditarias o genéticas, o de metabolización, pues esas personas delgadas que comen mucho, de mayores puede que engorden, pero sólo de barriga; de hecho ya hace tiempo que se está investigando los genes causantes, entre ellos están la leptina, ya citada, y la oleiletanolamida.

Se sabe que el cerebro tarda unos 20 minutos en recibir "noticias" del estómago diciéndole que ya ha satisfecho su apetito, eso significa simplemente, que debemos comer despacio, con lo que la cantidad de alimentos ingeridos en dichos 20 minutos, no significará nunca que hemos comido el doble de lo que nuestro cuerpo necesita, ya que lo que se come durante esos 20 minutos "extra" no se debe a hambre real sino ficticia, o psicológica, o en este caso, por "falta de comunicación inmediata".

En las dietas no deberíamos perder más de 1 Kg. por semana como máximo, para no alterar nuestro ciclo vital. Se dice que hay ciertas infusiones que ayudan a combatir el exceso de grasa, tales como las de perejil en ayunas, la de hinojo después de las comidas, el té verde, de endrinos, o de raíz de espárragos, el kiwi en ayunas por su riqueza en "actidina", la papilla de semillas de alholva, las ortigas, la lechuga, suplementos de cromo, la L-carnitina, la canela, la garcinia cambogia, el guaraná, algunas algas como la agar-agar, el fucus, la laminaria, la espirulina, etc. y se sabe que el regaliz ahuyenta el apetito, y el huevo duro o alimentos con mucha fibra, dan sensación de satisfacción del apetito.

Otros consejos serían: beber mucha agua, comer mucha fibra y no pesarse más de 1 vez por semana (sabed que las primeras semanas adelgazar es fácil, ya que lo que perdemos es agua y no grasa). Sólo cuando el agua está en el nivel adecuado es cuando empezaremos a eliminar grasa, o sea a adelgazar de verdad. Además, hay que evitar comer dulces o frutas muy calóricas como la uva, el plátano o el aguacate; no beber alcohol, no comer viendo la televisión y hacer ejercicio, aunque sólo sea bajar una parada antes en el autobús, subir los dos últimos pisos a pie, o bajar toda la escalera a pie. La cafeína frena la pérdida de peso, por lo que si deseamos adelgazar deberemos prescindir de esta sustancia y todos sus derivados, como el té, el cacao y sus derivados, el mate y los refrescos de cola.



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