¡Qué rico arroz de sepia con alcachofa!
¡Y qué buena butifarra de alcachofa!
Y cuanta gente en unión…
En la degustación de alcachofas de san Boi, en marzo del 2015.
Lo mejor es tener el campo de cultivo tan cerca. Eso le confiere un sentido muy auténtico a la degustación de alcachofas de este lugar. Este enclave que combina campo e industria. Peculiar entorno, la verdad, para los ojos de esta escritora. Menos mal que al degustar las alcachofas te olvidas de todo lo demás, y te dices: Qué ricas están. Qué majo este pueblo, qué micro cultura más interesante. Le encataría a un antropólogo inocente, (título de un libro de antropología) como el inglés Nigel Barley.
¡Brindemos por las carxofas!
¡Brindemos!
¡Alcemos nuestros gorros al aire! ¡Viva el campo que nos da de comer!
¿Sabéis?
Cabe revisar el concepto de arte.
Se asocia mucho a pintura, ¿verdad? ¡Pero el arte de cocinar una alcachofa es un verdadero arte! ¡Con qué mimo se cuece en la paellera, por Dios! Qué bonito evento es la Carxofada de san Boi. Recordarlo: arte es creación humana. Y toda lo que es cocina demuestra un notable arte culinario.