Mi Padre Me Dejó la Herencia de Haberme Llevado a Comer Bien

Por: Conchi de Miguel

Allí donde ha visto un espacio libre en la cosmopolita Barcelona, Rosa Mª Esteva, propietaria del Grupo Tragaluz, ha puesto su sello personal. En ella encontramos a una persona fuerte, luchadora y emprendedora. Comenzó en el negocio de la resturación allá por los ochenta marcando la diferencia respecto a otros establecimientos de la época con el Mordisco. A éste han seguido después: Principal, Tragamar, Acontraluz, Bestial, Tragaluz, Agua, El Japonés..., entre otros, y el sofisticado Hotel OMM tiene en proyecto otro local para Las Ramblas que se hará llamar La China.



- En Ramblas, en el Paseo de Gracia, en primera línea de playa... Sus ubicaciones son de lo más golosas. ¿Cuánta importancia concede al entorno de sus restaurantes?

- Siempre trato de buscar un ambiente y diseños diferentes. Cada uno tiene una atmósfera propia, particular e independiente. Pero sí, primero nos enamoramos del sitio y luego me lo quedo.

- Pero pese a ser tan distintos, hay algo que les une, ¿verdad?

- Nos sale así, pero hay algo de estilo en todos que se nota que es nuestro. Elegante pero nada superfluo, es del siglo XXI, tiene que ser de este momento que estamos viviendo. Mi hija es diseñadora y ha tomado un papel muy importante haciéndome casi todos los diseños. Si hay algo antiguo que ya existía lo dejamos como estaba para no romper y adaptamos el resto de la atmósfera sin estridencias.

- El Hotel OMM ha sido una de sus últimas apuestas, además de premiada. ¿Con qué idea lo planteó?

- Lo que lo hace diferente es que es un hotel para vivir con gente en la ciudad. Me explico. Aparte de los clientes que se alojan viene más gente a tomar copas y al spa. Es un sitio donde convives con más gente de Barcelona y siempre tiene mucho ambiente. Y luego los premios. En tres años hemos recibido importantes premios de Londres y Nueva York por el diseño. El último, en Alemania, lo han clasificado como el mejor Hotel de diseño del mundo. La verdad es que estoy muy contenta.

- ¿Cuántas personas trabajan actualmente en el Grupo Tragaluz?

- Unas setecientas.

- ¿Cómo se monta todo esto?

- Empecé sola y mi hijo desde pequeño tuvo la inquietud de trabajar conmigo. A mi casa siempre venía gente a comer, además de para mis cuatro hijos casi todos los días teníamos a amigos en casa para comer o para cenar. Yo siempre tengo que hacer algo diferente porque me canso y al separarme me decidí a lanzar estos negocios.

- Y en la cocina ¿cómo eres?

- Casi siempre estoy inventando algo y hago un arroz con trufa, juego con salsa de frambuesa y mostaza para un pollo asado... Si hoy veo un poco de menta que está bonita busco el sabor en mi cabeza, como un pintor.

- ¿Qué plato se te ha quedado grabado?

- Recuerdo muchos platos... Yo digo que mi padre me dejó la herencia de haberme llevado a comer bien. No me acuerdo del bolso que me regalaron por los quince años, pero me acuerdo del banquete.

- ¿Qué cocinero te ha impresionado más?

- El papa de los cocineros, Girardet. Luego, los Roca, Ferrán Adrià, Hilario, Subijana...
 

- ¿Qué regalo haría a un cocinero?

- Le llevaría a comer.

- Para terminar y cambiando de tema, háblenos de su Fundación Grupo Tragaluz Niños del Mundo.

- La creamos a raíz de que mi hijo, Tomás Tarruella, encontró un orfanato en Ghana donde 150 niños vivían una situación difícil y no tenían para comer. El dinero que recaudamos va directamente a los niños. Destinamos el cien por cien de los donativos que nos proporciona la gente ya que el Grupo Tragaluz carga con los gastos de infraestructura de la fundación. Hemos trabajado en un centro médico de Nepal, ahora tenemos prácticamente terminada una presa de agua en Kenia y próximamente vamos a poner en marcha guarderías en Turkana (África).